"El que tenga oídos que escuche", dice Jesús al finalizar su exhortación.
El refranero popular nos dice: que no hay peor sordo que el que no quiere oír, es muy parecido. Y si lo analizamos desde la primera lectura Isaías sigue dando pautas para que el pueblo vuelva a creer en su creador, pero no todos creen en lo evidente, no todos aceptan las pruebas, sino que siguen buscando una respuesta que satisfaga sus propios deseos.
Y no se encuentra.
Por eso Jesús nos presenta una sencilla respuesta a esta inquietud del hombre, pues porque muchos buscan grandeza, viven una carrera para alcanzar grandes puestos y considerarse los más fuertes y poderosos, e intentan "fabricarse" un cielo a su medida, un Dios a su antojo, y buscan por todos los medios adecuar La Palabra a sus vidas.
Muchos quieren arrebatar por medio de la violencia el Reino de los Cielos, pero el Reino no se arrebata con violencia, sino haciéndonos violencia para no dejarnos vencer por el mundo, por nuestra carne. La violencia que debemos hacer es en la lucha por ganarle al mundo, en la lucha por ganarle al egoísmo, a la vanidad, al falso orgullo y a la falsa humildad. En la lucha por no querer ser los mejores sino en alcanzar la santidad.
La violencia que nos tenemos que hacer es por querer día a día adaptar nuestra vida a la Palabra de Dios, por dejar que Dios venza en nuestro corazón y poder así crecer cada día en un espíritu de niños que nos permita escuchar y vivir de acuerdo a lo que somos: hijos de Dios, hermanos de los hombres, instrumentos de paz, sembradores de verdad, trabajadores del Reino de los Cielos.
Por eso en este tiempo de Adviento en donde aún el pesebre no está lleno con la presencia del Niño, trabajemos nosotros por ser ese Niño que nace en Belén, que cada día nuestro corazón trabaje para hacerse niño, para dejarse llevar en brazos de la Madre por le Camino de la Voluntad de Dios, para que como Ella también nosotros seamos capaces de entregarnos a Su Plan, a Su Proyecto, y así, siendo Niños en sus brazos alcanzar el Sueño del Padre que es nuestro sueño y nuestra felicidad.
Creamos, aceptemos y vivamos...
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