domingo, 13 de septiembre de 2020

Un camino difícil: perdonar

Creo que todas las lecturas de hoy y las recomendaciones del Señor, se pueden centrar o pueden encontrar sentido en el final del párrafo del Eclesiástico:
"Si él, simple mortal, guarda rencor, ¿quién perdonará sus pecados?
Piensa en tu final, y deja de odiar, acuérdate de la corrupción y de la muerte y corrupción, y sé fiel a los mandamientos.
Acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; acuérdate de la alianza del Altísimo y pasa por alto la ofensa".
Porque lo que Dios quiere es que todos podamos alcanzar, und ía, la Bienaventuranza en el Cielo, y por eso nos va dando las pistas y nos marca el Camino para poder llegar. Pero, en realidad, no es algo que pensemos en nuestra vida; no nos interesa mucho pensar en el Cielo, mientras estamos con los pies en la tierra. En la tierra se disfruta el momento, se vive en el mundo y hay mucho para hacer en el mundo, pero no pensamos en que un día nos llegará la hora (que no sabemos si será pronto o tarde) en que tendremos que volver a la Casa Paterna y ahí habrá un juicio acerca de lo que hemos hecho y vivido.
"En el atardacer de la vida seremos juzgados en el amor", dijo san Juan de la Cruz, y será esa la pregunta que nos hagan, porque, en realidad, perdonar o no perdonar, tiene como base amar a no amar, no sólo a mí mismo, sino a los demás.
No solo amarme a mi, sí, porque si me amara como Dios me ama, vería que dar el perdón a quién me ha ofendido me libera de esa realidad, porque cuando no perdono voy acumulando recuerdos, ira, rencor hasta que se llega a ocnvertir en odio, y el odio es peor que el COVID porque va matando mi alma, me consume desde adentro y se contagia a otros, porque ya no tendré alegría, paz, esperanza.
Y también amor a los demás, porque, Jesús cuando nos perdonó desde la Cruz, lo pudo hacer por amor, porque su misión: su vida, muerte y resurrección, la vivió por amor al Padre y a nosotros, y por eso viendo nuestra debilidad, "nos amó hasta el extremo", y así también lo hizo el Padre Dios.
Por supuesto que no es nada fácil perdonar, pero es el camino que nos trae la paz verdadera a nuestra alma y corazón, y el camino que nos lleva a la Vida verdadera. Por eso necesitamos, primero, disposición de corazón, disposición a perdonar, para que la Gracia de la Palabra, de los Sacramentos y, sobre todo, el Pan de la Vida, nos fortalezca y nos estimule a amar como Él nos amó, y a perdonar como Él nos perdonó.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.