lunes, 14 de septiembre de 2020

Exaltar la Cruz

Hablar de exaltar la Cruz en un tiempo donde se vive el pansexualismo, y la libertad más libertina, es algo muy difíicl y de mucha dificultad para que algunos acepten el mensaje. Pero, en realidad, para los que creemos es el único mensaje que podemos recibir como mensaje de amor y salvación.
Para los que no creen la Cruz es un modelo de tortura, un antimodelo para el mundo moderno, un algo que hay que quitr de salones, escuelas, instituciones... y, si es posible de la vida del mundo. Y es el mismo motivo por el que eligieron la Cruz para matar al Hijo de Dios. Por eso les diría a los que quieren quitar la Cruz de la vida del mundo: fijaos que los que la construyeron no lograron su objetivo, y vosotros tampoco lo lograréis, por que la Cruz es la única "arma" que tenemos los que creemos en Dios para alcanzar la Salvación.
No podemos negar la crueldad de la muerte de Jesús, ni el dolor que Él paso en su Pasión, pero, también sabemos, que la Cruz no es el fin de nuestra vida, ni es el objetivo fundamental que nuestro Padre Dios quiso. Pero, desde el momento en que Jesús la asumió como camino de salvación, lo es para nosotros, también, un instrumento de salvación, y, sobre todo, para darle sentido a nuestro dolores y sufrimientos.
Como dice san Pablo: ¡Dios me libre de gloriarme si no es en al Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado, y yo un crucificado para el mundo! Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo en mi carne, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia...
Así el nos ayuda a descubrir el sentido de nuestra Cruz de cada día, ofrecida por la salvación de los hombres, por quien mas necesite de la Gracia y de la fuerza de Dios. Por eso, no despreciamos al Cruz, al contrario, hemos de aceptarla en nuestra vida y tener un amor apasionado para que sea un instrumento de salvación y no de condena, un instrumento de fortaleza y no de debilidad.
Claro que no es propio de la naturaleza humana tener un amor por la Cruz, pero sí es propio de los cristianos amar la Cruz de cada día, pues así nos asociamos el Plan Redentor de Dios por la salvación de todos los hombres.

 

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