domingo, 6 de septiembre de 2020

Lo complicado del Amor

"A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás», y cualquiera de los otros mandamientos, se resumen es esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor".
Lo más hermoso y lo que todos esperamos alcanzar, es lo más difícil de vivir: la plentiud del amor. Sí, porque el amor del que estamos hablando no es el simple amor humano, sino el amor divino, aquél que nos enseñó Jesús a vivir cuando por Amor se anonadó a sí mismo y se entregó en la Cruz para nuestra Salvación; y, antes de entregar su vida por nosotros nos dijo: "amáos unos a otros como YO os he amado".
Por eso san Pablo nos dice que la plenitud de la Ley es el Amor, no hay mayor ley que esa, y es la que simplifica y complica toda nuestra vida de cristianos. Sí, la complica, porque sería mucho más fácil que nos hubiera dicho: si vais todos los domingos a misa seréis mis discípulos; si rezais todos los días el rosarios se darán cuenta que sois mis discípulos... pero no, no dijo ninguna de esas cosas, sino que dijo: "en la medida en que se amen unos a otros el mundo sabrá que sois mis discípulos".
Y sí, ahí vamos caminando, dando tumbos, porque no siempre amamos como deberíamos, pero tampoco hacemos el esfuerzo de perdonarnos como tenemos que hacerlo, por eso la civilización del amor, como la llamó San Pablo VI, no llega a su plenitud.
¿Por qué no podemos amarnos como Él nos amó? Porque no lo hemos entendido al Nuevo Mandamiento, porque, tampoco, creo, que se nos ha enseñado a vivirlo. Sí se nos ha enseñado a memorizar los otros 10 que, en definitiva, son más fáciles, porque, se podría decir que son los 10 primeros escalones para ser, básicamente, buenos. Pero... "un mandamiento nuevo os doy"... y ahí nos complicó nuestro "cumplir" con la Ley, porque el mandamiento nuevo nos exige vivir y no sólo cumplir.
Así Jesús no destruyó ni destituó la Ley de Moisés, sino que le dio cumplimiento, con la exigencia de una vida nueva: Vida en el Amor, y no sólo el cumplir con una serie de normas, sino el vivir una Vida Nueva.

 

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