domingo, 29 de marzo de 2020

Ser o no ser cristiano

"Hermanos:
Los que están en la carne no pueden agradar a Dios. Pero vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros, en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo".
Es cierto que en el Bautismo hemos resucitado con Cristo a la Vida Nueva de la Gracia, pero es una vida nueva que, diariamente, la vamos "estropeando" con nuestro pecado personal, y, hasta, muchas veces, la dejamos morir por nuestra desidia de seguir, voluntariamente, el espíritu del mundo. Por eso, las palabras de Pablo a los Romanos, nos llegan muy bien en este tiempo antes de la Semana Santa, para volver a preguntarnos ¿nuestro espíritu es el Espíritu de Cristo?
Y ¿cómo saber si vivimos el Espíritu de Cristo? Es muy fácil porque nos tendríamos que preguntar si la manera o la forma en que estamos viviendo, no sólo esta cuarentena, sino en mi día normal, es como viviría Cristo en nuestro lugar: si mis palabras, si mis acciones, si mi forma de relacionarme con los demás, si mi oración, si mi.... si yo en mi totalidad soy un reflejo de la vida de Jesús.
El espejo del Evangelio es quien me brinda, constantemente, la imagen de si estoy viviendo como Cristo o si estoy viviendo de acuerdo al mundo.
También es cierto que siempre tendremos la posibilidad de resucitar, aunque llevemos varios días muertos, como Lázaro, pero será Jesús quien me ayude a resucitar. Pero, claro, Jesús lo hizo sin que Lázaro se lo pidiera, pero en nuestro caso seremos nosotros quienes tendremos que ir, con un corazón arrepentido a pedírselo a Jesús, y Él nos dará su Espíritu para resucitar todo aquello que se haya muerto en nuestro corazón.
Le dice san Pablo a los Gálatas:
"Ahora bien, las obras de a carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, ambición, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, comilonas y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios.
En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí, contra tales cosas no hay ley. Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias".
Así san Pablo nos da una referencia en dónde tener que buscar para saber si somos o no somos de Cristo, si somos o no cristianos que han resucitado con Jesús y viven una vida plena en el Espíritu.

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