"¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso".
Hace más de 2000 años que Jesús le hablaba a la gente dele agobio, porque seguramente los veía agobiarse por las cosas materiales, por la vida, por el vestido, por esto, por aquello. ¿Qué pasaría si nos viera en este siglo XXI? Si la gente de hace dos mil años ya se agobiaba, nosotros no sólo estamos agobiados, sino que lo siguiente... Es decir, no hemos aprendido la lección.
Y creo que no son pocas lecciones las que no hemos aprendido, y no sólo porque nos las ha dicho Jesús, sino porque hay situaciones o vivencias que tenemos y por las que hemos pasado, y hemos dicho: "con esto aprendo", pero no, no aprendemos, seguimos viviendo agobiados por muchas cosas y sobre todo por las cosas materiales que no sólo nos van quitando tiempo, sino que nos van quitando vida.
¿Qué es lo que tiene que pasarnos para descubrir que nos estamos perdiendo en un mar de agobios y no tenemos tiempo para disfrutar de las personas que tenemos a nuestro lado? Pero, si nos ponemos a pensar, no sólo no disfrutamos de las personas que tenemos a nuestro lado, sino que tampoco disfrutamos de nuestros logros o de las cosas materiales que vamos comprando, o de las que tenemos. Miremos dentro de nuestras casas y pensemos o contemos ¿cuántas cosas hay dentro de mi casa que ni siquiera uso o que nunca he usado? ¿Cuántas horas he destinado a tal o cual cosa pero que al final hoy día no uso o no le saco provecho?
Pero vayamos un poco más adentro ¿disfruto de los logros que he conquistado? ¿Disfruto de mí mismo? ¿No es que vivo persiguiendo fantasmas en la noche y, como en las pesadillas, no llego nunca a alcanzarlos? Y, sin ponerme a pensarlo sigo corriendo y buscando sin ponerme a difrutar de lo que he logrado.
¿No será tiempo de que comencemos a aprender de nuestros errores? ¿No será tiempo de que comencemos a escuchar al Señor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.