viernes, 8 de junio de 2018

Su Corazón, nuestro corazón

Sagrado Corazón de Jesús, es una devoción que nos lleva a pensar en el centro de la vida, en el centro del amor, en un Alguien que siempre está pendiente de las necesidades de los que ama. Por eso es tan linda (para mí) la lectura del Profeta Isaías, hay una hermosa relación entre Dios y nosotros, entre Dios y los hombres, tan hermosa que, muchas veces, nos parece que es demasiado lo que Él nos ama, porque es capaz de ofrecer la Vida de su Hijo para que nosotros podamos alcanzar una Vida Nueva.
Si nos ponemos a pensar en todo lo que el Señor hizo por nosotros, no nos alcanzarían los días para contar sus maravillas, y no nos alcanzarían las hojas de los cuadernos para apuntar todo lo que Él ha realizado por nosotros.
"Era yo quien había criado a Efraín, tomándolo en mis brazos; y no reconocieron que yo lo cuidaba.
Con lazos humanos los atraje con vínculos de amor.
Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas.
Me incliné hacia él para dale de comer.
Mi corazón está perturbado, se conmueven mis entrañas".
Porque no es el Corazón del Hijo quien nos ha amado, sino que el Hijo nos ha amado porque el Padre nos amó primero, y el Hijo siguió las huellas del Corazón del Padre, así su Amor es tan infinito como el del Padre que nos llamó a la Vida por el Hijo. Y, mirando el Corazón del Hijo podemos llegar a conocer el Corazón del Padre, pues si el Hijo ha entregado su Vida por amor a nosotros, ¡cuánto más nos ha amado el Padre que envió a su Hijo Único para que tengamos vida y Vida en Abudancia! Asi de la abudancia de Su Corazón hablaron sus labios y de sus labios nunca salieron palabras que no fueran de perdón y amor para aquellos que necesitaban una caricia del Padre.
Por eso, hoy, al recordar y venerar al Sagrado Corazón de Jesús no nos tenemos que olvidar del Amor que Él nos entregó, del Amor que nos envolvió desde la Cruz y que nos lo regaló por medio del Espíritu que nos envió desde el Padre, así en este día podamos llenar nuestro corazones de Su Amor para que ese Amor ilumine no sólo nuestras vidas, sino las vidas de aquellos que buesquen el Agua Viva del Corazón de Jesús.
Hoy nos toca a cada uno de nosotros ser esa Fuente de Agua Viva donde vengan a calmar su sed los que buescan y no encuentran, los que andan a tientas y se abogian en la oscuridad de las tinieblas del mundo, pues el Agua que nosotros hemos bebido y que nos ha dado vida nueva es la Vida de Jesús que nos trasnforma en la misma fuente de la que nosotros abrevamos.
Así la confianza que tenemos en el Sagrado Corazón de Jesús, es la confianza que le brindamos a quienes vienen en busca de respuestas y necesitan que les brindemos las palabras que el mismo Jesús nos dirigió a nosotros cuando nos vio agobiados y abatidos: "Venid a mí los que estáis cansados y agobiados, que Yo los aliviaré".

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