Hace unos días alguien le decía a un cristiano: “¿no dice Jesús
que pongáis la otra mejilla?”, y yo me pregunto, como dijo Jesús, también en
aquél otro momento de su condena, a uno de los sirvientes del Sumo Sacerdote::
“si he hablado mal ¿por qué me pegas?”. Porque es muy fácil darle una bofetada
a alguien y pedirle que ponga la otra mejilla, pero ¿porqué abofetear a alguien
si sólo opina diferente que tú? ¿Quién es el que da la orden de abofetear a
alguien? ¿Acaso Jesús ha dicho que andemos por ahí dando bofetadas para que los
otros pongan su mejilla? Ni siquiera Él mismo quiso poner su mejilla
simplemente por haberlo dicho.
Y me parece que, en muchos casos, somos como Ajab que nos encaprichamos
con algo y queremos siempre tener razón, aunque no la tengamos. Entonces cuando
no tenemos razón pero no queremos reconocerlo salimos con respuestas “hechas”,
aunque no sepamos qué quieren decir para nosotros, pero que nos son buenas para
que el otro quede mal parado. Y, lo peor, como le pasó al Rey, siempre hay
“lacayos” que se unen para hacer realidad los caprichos de alguien, aunque eso
implica quitarle la vida a los demás (que en nuestros casos es destruir la fama
de alguien con argumentos falaces)
“Sólo la Verdad nos hará libres”, nos dijo Jesús, y eso es lo que
tenemos que buscar aunque, muchas veces, nos cueste aceptarla. Porque es muy
fácil querer “enrostrarle” a alguien una verdad, pero no siempre estamos
dispuestos a aceptar que nos contradigan con otra verdad. Pero ¿cuál es la
Verdad? Esa es la gran pregunta que ni siquiera Jesús quiso responderle a
Pilato cuando le preguntó, y no es que lo hizo porque no supiera la respuesta,
sino porque no estaba con disposición de corazón para aceptarla. Y como Él
sabía qué corazón quiere y cuál no, “no gasta pólvora en chimangos”, sino que
se revela a quien quiere encontrarse con la Verdad.
En estos tiempos que vivimos es esa la pregunta que nos tenemos
que hacer ¿quiero encontrarme con la Verdad? ¿Estoy dispuesto a dejar de lado
mis caprichos por ser obediente a la Voluntad de Dios? Si estoy dispuesto será
el Señor quien me de la Gracia para vivir en la verdadera libertad de los hijos
de Dios que viven en la Verdad y buscan el Camino de la Vida.
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