miércoles, 27 de junio de 2018

Conocer el Camino de la Alianza

Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó las vestiduras. Y ...., les ordenó:
«Id a consultar al Señor por mí, por el pueblo y por todo Judá, a propósito de las palabras de este libro que ha sido encontrado, porque debe ser grande la ira del Señor encendida contra nosotros, ya que nuestros padres no obedecieron las palabras de este libro haciendo lo que está escrito para nosotros».
Cuando leemos la Palabra de Dios sabiendo que, para nosotros, es eso ¡Palabra de Dios! entonces nos puede llegar a pasar lo mismo que al Rey: nos damos cuenta ¡cuánto nos falta por vivir! y que muchas cosas que, hoy, creemos que están bien no son de acuerdo a lo que Dios nos ha pedido vivir.
La tradición y la costumbre van dirigiendo la vida de las comunidades, eso es cierto y seguro, pero también tenemos que descubrir hacia dónde nos conducen esas costumbres y tradiciones, porque no somos animales sin conciencia ni razón, sino que somos personas libres con capacidad de razones y comprender y, sobre todo, de decidir. Pero (aunque la palabra suena mal hoy) muchas veces nos trasnformamos en "miembros de una manada" que va según el rumbo que le dicta un cabecilla pero no se ha puesto a pensar hacia dónde ni por qué.
Y lo primero que Dios nos pide, a cada uno, es que hagamos un claro discernimiento de lo que queremos vivir, y según nuestro discernimiento sellemos una alianza para alcanzar ese fin. El Pueblo de Dios había discernido y sellado esa alianza, pero con el tiempo fueron transformando las costumbres y modificando las leyes de Dios, por eso cuando el Rey descubrió cuál era la Verdadera Alianza rasgó sus vestiduras y pidió perdón al Dios de sus padres por haber abandonado la Alianza.
Así nosotros, si vamos constantemente leyendo y reflexionando sobre la Palabra de Dios, vamos a poder discernir con claridad sobre la alianza que, en nuestro bautismo, hemos realizado con el Señor, y cuál es el Camino que Él nos muestra para vivir. Así alcanzar la meta no será cuestión de si el Señor está cerca mío, sino de si yo soy Fiel a la alianza que he sellado con Él.
Seguramente habrá momentos de todos, pero siempre he de buscar el permanecer en su Alianza, en su Amor, en la Fidelidad a su Voluntad para que los frutos que voy dando día a día, sean frutos propios del Espíritu que vive en mí. Y, por eso mismo, tendré que ir leyendo en los frutos la fuerza de mi Fidelidad a Dios, pues "por los frutos los concoeréis".

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