sábado, 2 de septiembre de 2017

Talentos para construir el Reino

La parábola de los talentos creo que la conocemos de memoria o, por lo menos, sabemos qué es lo que Jesús nos quiere decir cone esa paraábola: a cada uno nos ha dado uno o varios talentos para que los pongamos al servicio de la construcción del Reino en la Tierra, pero, muchas veces, creemos que los talentos son sólo para nuestro propio bien, para nuestros propios fines y por eso los usamos como mejor nos parece, de acuerdo a nuestros propios planes.
Y ahí está nuestro error: el Señor nos da los talentos para que los usemos para engrandecer el Reino de Dios aquí en la tierra, y no para engrandecer nuestro propio reino. Sí, porque desde el pecado original todos poseemos una tendencia a apoderarnos de todo: el apetito de poder, queremos tener poder sobre algo o alguien, y si creemos que algo es nuestro o que nos pertenece entonces sobre esas cosas o esas personas tengo poder y son míos.
Así pasa desde los hijos, los objetos, las relaciones con otras personas, etc. si no me doy cuenta que tendemos siempre a apoderarnos de las cosas corro el peligro de desvirtuar el fin para el que fuimos llamaods, o, incluso, desvirtuar el fin para lo que el otro fue llamado o para lo que la cosa debía ser utilizada.
Cuando nos apoderamos de las personas queremos que sean como nosotros queremos que sean, o queremos que hagan lo que nosotros queremos que hagan, o, en otros casos a los hijos no se los deja madurar como deben por sobreprotegerlos.
Cuando nos apoderamos de las cosas creemos que sólo nosotros podemos usarlas, acaparamos o acumulamos bienes que nunca usaremos y que se apolillarán con el tiempo pues nunca tendremos tiempo de usar todo lo que hemos acumulado.
Cuando nos dan una tarea para compartir nos creemos dueños y señores de esa tarea y no le permitimos a otros realizar lo mismo que yo, o porque seguro que no lo hará como yo, o por miedo a que me quiten lo que me han otorgado, o por miedo a que el otro tenga más imporatncia que yo.
Por eso tenemos que tener en claro que todo nos ha sido dado para compartir, para servir, para vivir juntos con los demás y encontrar el camino de la plenitud en Dios, por eso necesito saber para qué Dios me ha dado estos talentos, cómo utilizarlos y, sobre todo, saber que Él me pedirá cuentas de lo que he hecho con ellos, de cuánto he ayudado a los demás a crecer a madurar, de cuánto he compartido lo que tengo... Todo me lo ha dado para que yo sea un instrumento fiel en la construcción de un Reino de personas que se aman, que es el Reino de Dios en la tierra.

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