sábado, 5 de agosto de 2017

Que la pasión no te domine

"El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos y le gustó tanto a Herodes que juró darle lo que pidiera".
Somos, los humanos, seres apasionados, las pasiones forman parte de nuestra vida, de nuestro y son las que, muchas veces, manejan nuestra vida, nuestros actos, nuestra voz. Digo que muchas veces nos manejan porque otras tantas antes de dejarnos vencer por las pasiones, tenemos tiempo para ponernos a pensar lo que vamos a hacer.
El genio, que le dicen por aquí; el temparamento, que le dicen por allá, son las formas que tiene nuestro ser de expresarse: puede ser fuerte, puede ser débil, puede ser rencoroso, alegre, superficial, profundo ¡tantas manera hay de ser! Pero sólo hay una forma de alcanzar lo que Dios quiere: "níegate a tí mismo y sígueme", nos dijo el Señor.
Algunas veces escuchamos a la gente que ante ciertas situaciones en las que han sido muy duros o han metido la pata dicen: es que mi genio....; es que es mi forma de ser...; y creen sinceramente que esa razón es una excusa suficiente para hacer daño a los demás, para echar tierra encima de otros, para señalar con el dedo, para difamar, para mentir, para gritar a los demás...
No, no son exucsas válidas, no son razones suficientes para no hacer lo que debemos, para poder comportarnos como lo que debemos ser los hijos de Dios. No pueden dominarnos las pasiones y dejar la cosa como si nada. Por eso copie esa parte del Evangelio: a Herodes lo dominó su pasión, pero la más baja y por eso le prometió a Herodías todo lo que quisiera aunque eso fuera ir en contra de lo que él pensaba. Y por un simple baile de una hermosa mujer mató a un hombre a quien él estimaba.
Nos dejamos dominar por nuestro genio, por nuestro temperamento; no pensamos lo que decimos, no reflexionamos antes de actuar, y finalmente rompemos una relación de amistad, de hermandad, y hasta muchas veces la misma vida matrimonial y familiar.
Dios nos ha dado la capacidad de pensar y relfexionar para que no nos dominen nuestras pasiones, o mejor dicho para poder hacer que nuestras pasiones sean dominadas por nuestra manera de pensar, por lo que quiero ser, y, más aún, en nuestro caso, por lo que Dios quiere que seamos, es decir: por la Voluntad de Dios.
Así el "niégate a tí mismo" de Jesús es un paso primero a nuestra reacción, antes de reaccionar pensar, antes de hablar pensar, anes de hacer pensar en lo que Dios te está pidiendo, en lo que Dios quiere que seas, en la Voluntad de Dios, no sólo dejar que la pasión que te ha tocado en cierto lugar de tu cuerpo te haga reaccionar, sino que pon primero a funcionar tu cerebro y dejar que el Espíritu ilumine tus actos, tus palabras, para que no mates con tu lengua, con tu forma de ser aquello que es importante en tu vida.

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