lunes, 28 de agosto de 2017

¡Necios y ciegos!

"En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos!
Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
... ¡Necios y ciegos!"
Para comenzar la semana el Evangelio de hoy nos llega a lo profundo para hacer un buen exámen de nuestras actitudes, de nuestras forma de actuar, de nuestra forma de vivir y de vivir con los demás.
Las lamentaciones de Jesús sobre por los escribas y los fariseos son muy duras, pues les dice realmente o les muestras sin suavizar nada los errores que cometen, o mejor dicho, la ceguera de ellos al vivir de acuerdo a un orden que ellos mismos han establecidos y que se han separado así del Camino de la Ley de Dios.
Cuando nos vamos alejando de Dios vamos creando nuestra propia versión de la Voluntad de Dios, y según nuestra versión nos exigimos y exigimos a los demás. Como somos nosotros mismos los legisladores de la nueva Ley de Dios, entonces nos convertimos en Jueces de los demás, y sale nuestro dedo acusar a buscar delitos en la vida de los demás.
Pero también intentamos, siempre con buenas intenciones (decimos), querer transformar la vida de los demás, pero según nuestros propios criterios. Por eso le dice Jesús que salen a buscar prosélitos pero los vuelven peores que ellos, porque no les enseñan a vivir según la Ley de Dios, sino según sus propias prescripciones.
Es claro que a todos nos gustaría que Dios hiciera nuestra voluntad, que Dios no nos exigiera tanto como nos exige en el Evangelio, pero ya está escrito y es un acto de Fe creer que es Palabra de Dios. Y si queremos vivir otra cosa diferente ¡pues bien! deja la Iglesia y vete a vivir lo que quieras, pero si quieres alcanzar la Vida Eterna que te ha prometido Jesús, el único Camino es su Evangelio.
Pues como le dice San Pablo a los Tesalonicenses:
"...sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor.
Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, pues cuando os anuncié nuestro evangelio, no fue solo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción."
Es un Camino que nos fue anunciado por el Espiritu y el que elegimos con libertad recorrer, no lo transformemos a nuestro gusto y placer, sino que seamos Fieles a lo que el Señor ha dejado para nuestra salvación. No seamos tan ciegos y duros de entender que sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

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