"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor".
Podemos caer en el error de pensar que el Señor se refiere únicamente al día en que nos llame a comparecer ante el Padre antes de decididir si vamos al Cielo o no. Una idea que nos da es esa, pues no sabemos cuándo nos llamara el Señor a participar de su reino celestial.
Pero también es por que todos los días el Señor viene a buscarnos para ser sus instrumentos en este mundo, todos los días el Señor viene a nuestro lado para ver si queremos ser Fieles o no, si queremos hacer su Voluntad o la nuestra, si queremos construir o destruir, si queremos amar o no.
E incluso hay otra realidad que también hemos de pensar: ¿qué pasaría si teniendo que haber dado un abrazo o pedido perdón no lo hice en el momento oportuno y ya hoy no lo puedo hacer? Si estaba muy ocupado en mis asuntos, o muy cegado por mi orgullo o vanidad, o mirando para otro lado y se me pasó una oportunidad de decir, de dar o de hacer algo que siempre quise y ya no lo podré hacer porque la persona que lo necesitaba de mí ya no está más...
"Cada día tiene su propio afán" nos dice Jesús, y si es hoy cuando veo que tengo que hacer algo, decir algo sólo es hoy, no es ni ayer que no existe, ni mañana que aún no llegó.
"No dejeis para mañana lo que podéis hacer hoy".
Así en el salmo hay unas hemosas peticiones para hoy y todos los días:
"Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos".
Que adquiramos un corazón sensato para saber que el tiempo y la vida no son nuestros, son un Don que se nos ha regalado y lo tenemos que usar de la mejor manera: con alegría y júbilo, para que todo lo que el Señor nos pide que hagamos de frutos y frutos abudantes pues están regados con Su Gracia y no con nuestra vanidad.
Porque si cada día somos Fieles al Señor, no hará falta que nos preparemos para el último día, sino que todos los días serán el primer día y el último de mi vida, pues mi vida es del Señor y en cada atardecer daré Gracias por haber podido ser un instrumento fiel en Sus Manos.
Y "en cuanto a vosotros Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones, de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Señor, santos e irreprensibles en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos".