sábado, 18 de febrero de 2017

Subir al Monte de la oración

"En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo".
El camino de crecimiento en la oración se parece mucho a la subida con Jesús al Monte de la Transfiguración, pues en un primer momento es Él mismo quien nos conduce hasta la cima para experimentar, como Pedro, el gozo de estar junto a Él, de poder contemplar la Luz que nos da su cercanía, escuchar su Palabra. Aunque suele ocurrir que nos sucede como dice el evangelista de Pedro: "sintió temor".
¿Por qué sentir temor en la oración? Es un temor particular de aquello que nunca se había experimentado y que, de pronto, sin poner uno de nuestra parte se llega a un momento de mucha cercanía con el Señor, donde se produce un dulce y fuerte encuentro con su Palabra y con Persona. Pero, a la vez, es un deseo muy grande de permanecer en ese lugar, con su cercanía, escuchando su Voz en el interior del corazón, recibiendo una a una las Gracias que el tiene para brindar al corazón que está dispuesto a vivir y seguir Su Voluntad.
Luego de este gran encuentro es Él mismo quien nos conduce a la vida cotidiana, nos baja del Monte y nos presenta la vida tal cual es para que, a partir de ese momento, nos quedemos con el deseo de volver a subir. Así nuestra vida cotidiana se verá siempre con el deseo de volver a lo sobrenatural, de llevar todo lo vivido hacia Dios y volver de Dios para darle a lo natural, a lo diario, ese color infinito de Su Amor.
Será la fortaleza, la esperanza, y todo lo que necesito diariamente para vivir en santidad lo que encuentre en ese maravilloso momento en la cima del Monte, pues ahí Él nos brinda todo lo que necesitamos para iluminar nuestro caminar diario, para que, llegado el momento, como María, podamos decir ¡Sí! a su Voluntad y que no nos asuste nada de lo que el Padre nos permita o nos pida vivir, pues hemos conocido su cercanía y su Amor que siempre estará en nosotros, y que se renovará cada vez que subamos al Monte de la Oración.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.