Dice San Ambrosio sobre Santa Inés:
"Celebramos hoy el nacimiento para el cielo de una virgen, imitemos su integridad; se trata también de una mártir, ofrezcamos el sacrificio. Es el día natalicio de santa Inés. Sabemos por tradición que murió mártir a los doce años de edad. Destaca en su martirio, por una parte, la crueldad que no se detuvo ni ante una edad tierna; por otra, la fortaleza que infunde la fe, capaz de dar testimonio en la persona de una jovencita.
No tenía aún edad de ser condenada, pero estaba ya madura para la victoria; la lucha se presentaba difícil, la corona fácil; lo que parecía imposible por su poca edad lo hizo posible su virtud consumada..."
La fortaleza de la fe en estos santos mártires nos ayuda a saber que con Dios todo es posible, "todo lo puedo en Aquél que me conforta", nos decía San Pablo.
Cuando aceptamos esta vida de fe, cuando maduramos en los mandamientos y la Voluntad de Dios, nuestra vida débil se fortalece en Dios, pues no somos nosotros los fuertes, sino que es Dios quien nos fortalece con su Espíritu.
Pero esta fortaleza del Espíritu no llega a nosotros si no tenemos una entera disposición para hacer su Voluntad en todo momento, si no tenemos una disposición para ser Fieles al Plan que él tiene para nosotros, si no tenemos disposición para morir a nosotros mismos para vivir en Dios. Por eso, sea la edad que tengamos, debemos descubrir que aún tenemos que crecer en la virtud, en la virtud cristiana además de las virtudes humanas. Porque sabemos, si miramos la vida de los santos, que las virtudes humanas son lo primero a vivir, pero ellas se hacen más fuertes y llegan a su plenitud con las virtudes cristianas. Como santa Inés no sólo conservó su virginidad, sino que entregó su vida antes que perder la virginidad.
Hoy el mundo quiere modificar le camino de la santidad, nos ofrece placeres que no siempre sabemos rechazar. Quizás no los veamos como pecado, pero si dejamos que la Luz del Espíritu nos lo revele vamos a darnos cuenta que no estamos siendo Fieles a lo que Dios nos ha pedido vivir.
Y... si miramos a nuestros hermanos cristianos de otros pueblos vamos a ver que, en estos tiempos, viven nuevos martirios en manos de aquellos que no profesan nuestra fe. El sacrificio de cada día fortalece nuestra virtud y nos acerca la Gracia del Espíritu para que cada día podamos seguir diciendo que Sí a la voluntad de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.