El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: -«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: -« ¿Pero quién es éste? ¡ Hasta el viento y las aguas le obedecen! »
Un interesante relato es el del evangelio de hoy, cuando en la tormenta los discípulos de asustan y tienen miedo de hundirse, lo llaman a Jesús que estaba dormido y este hace el milagro de parar la tempestad. Pero más interesante es la respuesta ante esto.
Jesús les reprocha la falta de fe, porque estando Él en la barca ¿qué podían temer? Pero claro, a los discípulos les parece que Jesús está dormido y por eso no se da cuenta de lo que pasa.
¿Cuántas veces nos ha sucedido lo mismo? ¿Cuántas veces nos ha parecido que Él no está junto a nosotros? ¿Cuántas veces parece que no nos escucha y que no le interesa lo que nos pasa y nos deja solos frente a las tormentas de la vida?
Y, en realidad, no nos deja solos. Quiere que pongamos en "marcha" nuestra fe. Como dice algún refrán: los buenos capitanes se conocen en las tormentas.
Nuestra fe se demuestra en los momentos más oscuros, en los días que no sabemos por dónde ir o qué hacer. Sino para que hemos estado tanto tiempo junto a Jesús, ¿acaso no hemos visto sus milagros? ¿No hemos sido partícipes del Banquete Celestial donde cada día hace le milagro de la multiplicación de los panes y de la entrega de Su Vida? ¿No hemos visto cuántas veces nos ha levantado de la oscuridad y nos ha sostenido en el peligro? ¿Cuántas veces he dicho Creo en Dios Padre todopoderoso...?
Por eso Jesús le recrimina a los apóstoles el ser tan incrédulos, el no tener fe.
Pero también es interesante la reacción de los discípulos: no se preguntan por qué le dijo cobardes que no tenían fe, sino que se quedan preguntándose quién es ese que hizo parar la tormenta.
Es lo que nos pasa, no nos preguntamos por qué no maduramos nuestra fe, sino que miramos el por qué no hizo el milagro, o miramos para otro lado, porque yo fe tengo para recriminar, pero no para demostrar y sostener mi vida de fe. Es decir Jesús me está diciendo a mí que no he sido capaz de demostrar todo lo que he aprendido de Él, todo lo que he gustado en su Presencia. Si Él es mi Dios y mi todo nada he de temer, "solo Dios Basta", en palabras de Santa Teresa.
Pero cuando las tormentas invaden mi vida....
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