Sigue enseñando San Pablo:
"¿No os da vergüenza? ¿Es que no hay entre vosotros ningún entendido que sea capaz de arbitrar entre dos hermanos?
No señor, un hermano tiene que estar en pleito con otro, y además entre gentiles.
Desde cualquier punto de vista ya es un fallo que haya pleitos entre vosotros".
No puede entender San Pablo, en realidad, dos cosas: que haya pleitos entre hermanos, y que no pueda haber otro hermano que pueda ayudar en el caso. ¿Por qué no tiene que haber pleitos entre hermanos? Por que para san Pablo haber recibido el Espíritu Santo y haberse decidio a vivir cristianamente nos lleva a un nivel más alto en la relación entre hermanos, lo que él llama "los santos". Entre santos no tiene que haber pleitos, no tiene que haber envidias, celos, discordias... Pero sabemos que estos "santos" que somos nosotros, tenemos debilidades y defectos, y que de todo eso surge, muchas veces, discordias y divisiones, porque no siempre llegamos a entendernos o a querernos como debemos, pues nuestro YO no termina nunca de morir.
Pero en el caso de que surgan pleitos, divisiones, discusiones, desaveniencias, dice san Pablo, tiene que haber otro hermano, otro santo, que interceda para solucionar el tema, porque lo que debe prevalecer es el Amor que el Señor nos pide vivir, la Verdad que el Señor nos dejó como meta a alcanzar. Y si hay una discusión es porque, quizás, o uno de los dos tiene la Verdad o cada uno tiene una parte de la Verdad y tiene que haber alguien que pueda ayudar a descubrir el Camino para alcanzar la Verdad y salvar el Amor entre hermanos, entre santos.
Claro que nunca nos gusta meternos donde no nos llaman, ni tampoco ser mediadores en una discusión entre hermanos, y por eso dejamos que algunos se dejen de hablar, que algunos ya no participen más de nuestras mesas familiares, de nuestras mesas de amigos.
¿Es nuestro egoísmo y nuestro orgullo el que vale más que el amor? ¿No será mejor ayudar a unos amigos o familiares a encontrar el camino de la reconciliación que a quedarme mirando desde lejos cómo rompen lazos o, que sería lo peor, a "echar más leña al fuego" (que es lo que algunos hacen)?
Y por eso Jesús nos presentó el camino de la corrección fraterna para que siempre lo tengamos presente. ¿No te acuerdas cuál es? Te lo recuerdo:
"Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano". Y no comiences por el final...
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