“¡Effetá! ¡Ábrete!”, es una de las partes del bautismo, después de recibir el Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios, se nos dicen estás palabras y se agrega: “el Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, te permita, muy pronto, escuchar su Palabra y profesar la Fe para gloria y alabanza de Dios Padre”. Una frase y una oración que tiene resonar siempre en nuestro corazón, pues es lo que a partir de ese momento es nuestra vida cristiana: una constante escucha de la Palabra para glorificar al Padre con nuestra vida.
Pero también, el ¡Ábrete! Es para que nuestro corazón esté abierto al impulso del Espíritu Santo, porque nuestra vida, diría un Santo Papa, “ha de ser, como la de María, un cáliz abierto al infinito para ser colmado sólo por la Voluntad de Dios”. Y es esto lo que, muchas veces, no comprendemos los cristianos: que tenemos que estar atentos a la Voluntad de Dios que se manifiesta por Su Palabra, por los acontecimientos, por los hermanos y por aquellos que Dios ha puesto como instrumentos en nuestras vidas.
Pero, claro, no siempre estamos dispuestos a escuchar, porque no siempre queremos escuchar lo que Dios nos quiere decir, aunque muchas veces le pedimos que nos diga, que nos oriente, y, sobretodo que siempre rezamos: “hágase Tu Voluntad aquí en la Tierra como en el Cielo”, pero cuando nos toca hacer lo que Dios quiere, o aceptar lo que Él permite en nuestras vidas... ¡eso ya es otra cosa! No, Señor, esto no es para mí... y somos capaces de renegar contra Él porque no es eso lo que yo quería para mi vida.
Por eso es que tenemos que volver una vez y otra vez a recordar lo que fue nuestro bautismo: un momento de inicio para comenzar a asemejarnos al Hijo de Dios, como se dice habitualmente: nos acristianamos, es decir, comenzamos a ser cristianos, una imagen de Cristo en el mundo de hoy. Y Jesús, en todo momento, nos decía: mi alimento es hacer la Voluntad de mi Padre, no hago otra cosa que hacer lo que le he visto hacer a mi Padre... Y María nos repite: Haced todo lo que Él os diga. Entonces ¿qué vamos a hacer?
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