domingo, 19 de agosto de 2018

Entre la sabiduría y la sensatez, la locura de Dios

(La Sabiduría) "Ha enviado a sus criados a anunciar en los puntos que dominan la ciudad:
«Vengan aquí los inexpertos»; y a los faltos de juicio les dice: «Venid a comer de mi pan, a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la inteligencia».
Frente a la Sabiduría Divina somos realmente (y nos tenemos que dar cuenta sin escandalizarnos) inexpertos y faltos de juicio, y, hasta algunos santos se animaron a decir, somos los locos de Dios, como lo llamaban, por ejemplo a San Francisco de Asís. Porque sólo los locos pueden aceptar cosas que, a nivel humano, no pueden existir o creen, en el mundo, que no existen. Y, por otro lado, como en el caso de San Francisco, sólo los locos por una Idea tan descabellada se puede dejar todo lo que se tiene y comenzar a vivir una vida totalmente distinta a la que se estaba llevando.
La Sabiduría divina es locura para el mundo, eso lo sabemos, pero es fuerza y gozo para los que tenemos el Don de creer en el Ella, porque es la Sabiduría Divina la que le da sentido a nuestras vidas, la que ilumina nuestras oscuridades y la que nos hace dar un gran salto en la oscuridad para caer en las Fuertes y Amorosas Manos del Padre que quiere llevar a vivir una Vida Nueva.
Claro que, como siempre, la Sabiduría no se nos presenta de forma clara y diáfana, sino que, a los ojos humanos siempre nos presenta contradicciónes. Y así se nos presenta hoy porque Dios, por san Pablo, nos dice:
"Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos.
Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere".
Frente a un vivir en la locura de Dios, Él mismo nos pide cordura, sobriedad, sensatez. Y es cierto porque no podemos desperdiciar los Dones que la Sabiduría nos da haciendo verdaderas locuras humanas, sino que tenemos que dejarnos llevar por el impulso del Espíritu, que, aunque nos lleve a hacer locuras, será Él quien nos ayude a vivirlas desde la sensatez de Dios, que también será una locura para el mundo. Pero será el Espíritu Santo quien nos oriente y no nuestro afán de ser populares o de querer diferenciarnos del resto o de querer, por nuestros propios medios, buscar la fama y el proselitismo.
Si, siempre las decisiones que toma el Espíritu en nuestras vidas tiene esas contradicciones y nunca sabremos cómo poder vivirlas equilibradamente, pero ahí está nuestro error, no tenemos que ser nosotros quienes tengamos que hacer el equilibrio, sino que tenemos que dejarnos conducir por el Buen Maestro que lleva adelante nuestras vidas, y que las conduce por el Camino de la santidad. Cuando, alimentados y fortalecidos por el Pan de la Vida, tengamos la fortaleza para morir a nosotros mismos y estar en total disposición al impulso del Espíritu Santo, podremos comprender que la Sabiduría de Dios en nosotros será la que produzca el equilibrio entre Su Locura y la sensatez. Sólo hemos de ocuparnos en buscar la Fidelidad a la Voluntad de Dios, lo demás vendrá por añadidura.

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