"En aquellos días, me vino esta palabra del Señor:
«Cíñete los lomos: prepárate para decirles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, o seré yo quien te intimide.
Desde ahora te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro y muralla de bronce, frente a todo el país".
Cuando Dios llamó a Jeremías le dijo cuál iba a ser su misión y cómo la realizaría, y así mismo cómo sería Él, el Señor, quien trasnformaría su vida para poder así transmitir su Palabra a los hombres, que, a pesar de su debilidad humana, el Señor lo fortalecería para poder ser el Profeta del Señor.
"Cíñete los lomos", una actitud que el Señor le pide a Jeremías, al profeta, para que esté siempre preparado a lo que venga, pues aceptar la Voluntad de Dios no es fácil, pues conlleva una decisión de renunciar a todos los planes y proyectos propios para dejarse conducir por Él. Pero, además, la misión profética que el Señor nos pide nos implicará muchas veces (por no decir todas) ir contracorriente del mundo, y para eso se necesita una fuerte disponibilidad y fuerza de voluntad para mantenerse en el Camino.
Es cierto que para poder llegar a vivir en Fidelidad a la Voluntad de Dios, será el mismo Señor quien nos de su Gracia, pero cada día necesitamos renovar nuestra disponibilidad para hacer Su Voluntad y no la nuestra.
"Ceñirnos los lomos" para que no sean nuestras palabras y nuestros deseos los que prediquemos sino que dejemos que la Palabra del Señor llene nuestro corazón y sea la que salga por nuestros labios, porque, a veces, los enfaados, las envidias, los menosprecios, el egoísmo, la vanidad, el orgullo pueden hacer que la misión del profeta no sea válida pues no ha predicado a Dios sino que se ha predicado a sí mismo, porque se ha olvidado que el pecado original también habita en él.
"No les tengas miedo, o seré yo quien te intimide", es una frase muy fuerte de pare de Dios para el profeta, pues, muchas veces, tenemos miedo o vergüenza para no sólo hablar de Dios en algunos ambientes, sino para denunciar el mal del mundo, para mostrar el Camino seguro, para ayudar al hermano a descubrir un nuevo rumbo para su vida. Tenemos miedo de que nos señales con el dedo, que nos llamen Beatos u otras cosas que pueden sonar mal a nuestros oídos. Pero no te preocupes, eso mismo hicieron con el Señor y sus discípulos, por eso, es el mismo Señor quien nos sostiene en la prueba, quien nos fortalece en la lucha, quien nos ilumina ante la oscuridad del miedo.
"Desde ahora te convierto en plaza fuerte...", si tenemos en cuenta que la misión no es nuestra, sino que es la que el Señor nos pide que realicemos, sabremos que la fortaleza, las palabras, el don de hablar, o lo que tengamos que hacer viene de Él, por eso lo que recibimos es la Paz del alma para poder realizar lo que Él mande, pues aquí, como María somos instrumentos en Sus Manos, somos los Esclavos del Señor para hacer Su Voluntad y no la nuestra.
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