Dice Jesús:
"En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen."
"Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”."
Es lógico pensar que ese pasaje de la exhortación de Jesús es sólo para la jerarquía de la Iglesia, pues Jesús se refiere a los escirbas y fariseos, que, en cierta medida, eran una jerarquía del pueblo de Israel.
Pero es para ellos y para todos, porque tomando sus vidas como base les está hablando "a la gente y a sus discípulos". Es cierto que las comparaciones son odiosas, pero él las utiliza para que tengamos como medida para nuestra vida lo que otros hacen, porque, muchas veces, nos es más fácil hacer lo malo que lo bueno, vivir en el pecado que en santidad. Y Jesús vino a hacer nuevas todas las cosas, por eso quiere que no sigamos cometiendo los mismos errores que los anteriores.
La hipocrecía, la falsedad, la vanidad, la soberbia y el egocentrismo son todos defectos y pecados que no están lejos de nuestras vidas y de nuestro corazón, pues permanecen como "una espina" del pecado en nuesttras vidas. Por eso en algún momento Jesús nos dijo: "antes de quitar la paja del ojo de tu hermano saca la viga que está en el tuyo", porque es muy fácil levantar el dedo acusador contra alguien y "desparramar" por el vecindario el pecado de mi vecino, pero es muy difícil salir al encuentro de mi hermano para darle una mano para ayudarle a salir de su pecado.
Es muy natural que, no sólo en la Iglesia, sino también en la vida diaria de nuestra casa, de nuestro trabajo o en cualquier lugar, nos encontremos con quienes quieran hacer notar más de lo necesario lo que hacen, querer recibir honores por lo que se comprometieron a hacer, o enfadarse por no haber tenido un reconocimiento por lo que están haciendo por los demás.
Es cierto que todos tenemos que tener una actitud de agradecimiento hacia todos y todo, pero no podemos hacer las cosas sólo para que nos hagan un baile de honor por haberlo hecho. Y enfadarme porque no se dieron cuenta de cuánto estaba haciendo siendo que, además, he sacado partido de ese hecho.
Es por eso mismo que, para ser Hombres Nuevos, Jesús nos puso una condición para serlo: "quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo", la negación a nosotros mismos es la condición y el punto de partida en todo lo que vayamos a hacer, para saber que nada hacemos para complacer nuestro yo, sino que todo lo intenamos hacer para el bien de los demás y, sobre todo, porque es la Voluntad de Dios que lo realice: "y el padre que ve en lo secreto te recompensará".
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