"Bienaventurado el hombre que aguanta la prueba, porque, si sale airoso, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que lo aman.
Cuando alguien se vea tentado, que no diga:« Es Dios quien me tienta»; pues Dios no es tentadoo por el mal y él no tienta a nadie".
Si unimos estas palabras de Santiago a aquella comparación que Pablo hace del cristiano y del atleta vamos a ver que las "pruebas" que decimos que nos pone Dios en la vida, no son para hacernos caer sino para que vayamos tomando, cada día, más fuerza para avanzar en el Camino de la Santidad. Aunque, como dice Santiago, Dios no nos tienta ni nos prueba, sino que nuestra propia naturaleza pecadora es la que está en constante lucha con el Bien Supremo, con el Ideal que Dios ha sembrado en nuestro corazón y que, queramos o no, siempre sentimos el mismo llamado a seguirle, aunque lo rechacemos en algunos momentos de la vida, o lo rechacemos para siempre para no tener que hacernos la violencia de aceptar el desafío de la santidad que Él nos ha propuesto y que hemos descubierto.
Es que no nos damos cuenta que, simplemente por ser humanos, tenemos la mirada muy corta y terrena cuando no nos dejamos guiar por Su Palabra, cuando no mantenemos una relación fluída y constante en la relación con nuestro Dios. Por eso si miramos bien el evangelio de hoy vamos a ver cómo los apóstoles sólo ven que Jesús quiere llamarles la atención por algo que a Él no le preocupa. Sí, no le preocupa a Jesús que no hayan traído pan, pues ya Él había realizado el milagro de la multiplicación de los panes. Simplemente les quería hacer notar que la vida de los fariseos y la de Herodes no eran ejemplos a seguir, pues aunque ellos alcanzaran fama y tuvieran renombre por ser quienes eran, sus vidas no eran ejemplos a seguir.
Pero como los discípulos estaban discutiendo porque alguien se había olvidado del pan, creyeron que Jesús estaba enfadado por eso, y obsecados por una situación terrenal no podían ver más allá de las palabras de Jesús.
Pensamos, muchas veces, que Dios está enfadado con nosotros y que nos castiga por tal o cual cosa, y por eso no podemos ver que lo que Él quiere es que superemos esa situación por la Fuerza que nos da su Gracia, que confiemos en que su Gracia nos hará más fuerte si sabemos dejar de lado o superar los momentos defíciles de nuestra vida, porque es la vida misma con todos sus matices en donde se va "probando" nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, para salir fortalecidos de cada obstaculo o tentación que se nos presenta.
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