sábado, 3 de febrero de 2018

Pedir lo necesario y no alfileres

Anoche me quedé pensando en una cosa: ¿qué recordamos de los santos? ¿Qué actitud o secuencia de su vida tengo presente para yo imitar? Hoy día en que celebramos a San Blas ¿qué nos sugiere su vida? Creo que lo que la mayoría sabe de San Blas es que es el protector de las gargantas, por el milagro de salvar a un niño de una espina que se le había atrancado en la garganta. Y al recordar esto se me ocurre pensar: ¿y para eso lo hicieron santo? ¿para que fuera el protector de gargantas? ¡cuánta pobreza!
Y así es como nos damos cuenta que mucha parte de nuestra vida de fe está casi vacía de razones, de contenido, de verdades que me ayuden a vivir lo que Dios quiere. Porque en realidad el milagro que hace una persona no es lo que define su santidad, sino que es lo que "muestra" a los estudiosos de las causas de los santos que esa persona es santa. Pero la vida del santo va más allá de ese milagro, es un regalo más profundo y ejemplar que ha de servir para iluminar nuestras vidas.
Y es por eso que tenemos que seguir profundizando los valores de nuestra fe para no quedarnos en pequeños detalles que no logran una fe madura y fuerte, sino que la "sostienen con alfileres", y cuando un alfiler deja de sostener todo se cae y se pierde. Pues no han sido pocos los cristianos que por haber recibido una cruz han dejado de creer en todo, pues ningún santo ni Dios mismo les hizo caso a lo que pedían.
Por eso el ejemplo del Rey Salomón nos debe ayudar a buscar un camino de perfección, a la medida de cada uno. Mirad lo que le dijo Salomón al Señor:
"Pues bien, Señor, mi Dios: Tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David mi padre, pero yo soy un muchacho joven y no sé por dónde empezar o terminar. ... Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar a tu pueblo y discernir entre bien. Pues, cierto ¿quién podrá hacer justicia a este pueblo tan inmenso?».
La sabiduría que procede del Espíritu es la que nos ayudará a encontrar nuestro propio camino, es la que nos comunicará los dones de Dios para poder ser Fiel a la vocación que Él nos ha regalado para vivir: la santidad. Por eso nos regala, también, modelos de santos para que descubramos que todos podemos alcanzar esa misma "altura" espiritual, la de la entrega total de nuestra vida en los acontecimientos diarios, y así poder ir madurando en nuestra fe, esperanza y amor para poder dar un claro testimonio de nuestra vida, incluso en los momentos de mayor oscuridad o cruz.
No nos conformemos con sostener nuestra vida de fe con alfileres, pues vendrán vientos fuertes que nos sacudirán hasta los cimientos y perderemos aquello que creíamos que sostenía nuestra vida y sin embargo, eran sólo muestras de fe que no maduraron, ni fortalecieron mi vida, y es testimonio que di no fue el que Dios me pedía.

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