lunes, 12 de febrero de 2018

Cómo pedimos...

"Pero que pida con fe, sin titubear nada, pues el que titubea se parece a una ola del mar agitada y sacudida por el viento. No se crea un individuo así que va a recibir algo del Señor; es un hombre inconstante, indeciso en todos sus caminos".
"Que pida con fe", nos dice Santiago, sin titubear, y es cierto que más de una y dos veces queremos pedirle cosas a Dios, y, casi todos los días le pedimos algo, pero ¿lo hacemos creyendo que lo tendremos? como nos lo ha recordado el Señor. Pero también es cierto que hay que recordar algo más: "cuanto más os dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo piden", nos dice en una de las parábolas.
Es cierto que muchas veces pedimos, pero no siempre "pedimos lo que necesitamos" o como también dice San Pablo "no sabemos pedir"- ¿Por qué no sabemos pedir? Porque siempre nos fijamos en lo que humanamente necesitamos, pues nuestro andar diario es muy humano, sin pensar en lo espiritual, y lo que nos fortalece, anima y nos ayuda a discernir no son los bienes terrenales (dentro de los cuales entra la salud) sino los bienes esprituales: sabiduría, fortaleza, las virtudes que el Señor nos da por medio de la oración, el ofrecimiento y la entrega diaria a Su Voluntad.
Sí, digo que la salud también es un bien terrenal y no es tan necesario, aunque siempre escuchamos: lo principal es tener salud. Seguro que es importante la salud. Pero una persona con mucha salud pero sin sabiduría, o fortaleza, o capacidad de perdonar, o esperanza o alegría, no es ha de ser una persona que puede "disfrutar" de su salud y de lo que tiene.
En cambio si lo que vamos madurando en nuestra vida son las virtudes que el Señor nos regala, seguramente, aunque tengamos poca salud vamos a gozar de todo lo que el Señor nos pide vivir.
Como nos lo dice Santiago: "Considerad, hermanos míos, un gran gozo cuando os veáis rodeados de toda clase de pruebas, sabiendo que la autenticidad de vuestra fe produce paciencia. Pero que la paciencia lleve consigo una obra perfecta, para que seáis perfectos e íntegros, sin ninguna deficiencia".
Porque todo lo demás se esfuma rápidamente de nuestras vidas, en cambio lo eterno seguirá siendo eterno aunque nuestro cuerpo ya no esté en este mundo. "Busca primero el Reino de Dios y su perfecta justicia y lo demás añadido será", pero aunque no sea añadido lo que queramos siempre valoraremos mejor lo que tengamos.

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