De los sermones de San León Magno:
"...la estrella hizo salir de su lejano país a los tres magos, para que conocieran y adoraran al Rey de cielo y tierra. Su docilidad es para nosotros un ejemplo que nos exhorta a todos a que sigamos, según nuestra capacidad, las invitaciones de la gracia, que nos lleva a Cristo.
Todos, amadísimos hermanos, debéis esforzaros en este empeño, a fin de que brilléis como hijos de la luz en el reino de Dios, al cual se llega por la integridad de la fe y por las buenas obras; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con Dios Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén".
La vida de fe es una invitación de Dios a vivir algo nuevo, no es una obligación a aceptar, sino una invitación. Pero cuando se acepta una invitación no es el invitado el que pone las reglas, sino el que invita. Por eso, cuando Dios nos invitó a seguirlo nos dio de antemano las reglas para seguirlo y, también, nos dijo cuál era el sentido de la invitación.
Los Reyes cuando comenzaron a seguir la estrella sabían que algo grande estaba por comenzar, pero no sabían qué era lo que iban a buscar. Pero al encontrarlo se postraron ante Él y lo adoraron como el Nuevo Rey y por eso le ofrecieron lo que tenían, y, aunque no eran judíos igual el Señor les advirtió lo que debían hacer.
Y es hermoso que aún siendo adultos sigamos sintiéndonos un poco niños en este día de Reyes, porque sólo el corazón inocente del niño es capaz de contemplar la grandeza de este día, como lo hicieron los Magos de Oriente y como lo hicieron los pastores al acudir al pesebre: encontraron a un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre, pero fue una señal suficiente para creer y salir a anunciar con gozo lo que habían encontrado.
Esa es hoy nuestra invitación: acercarnos al Niño que ha nacido; acercarnos al Niño que nos da la Vida; acercarnos al Niño que alimenta nuestra Vida con Su Vida, para que podamos salir gozosos a anunciar la Buena Noticia de la Salvación.
El mayor de los regalos es, para nosotros, la Vida Nueva que se nos ha dado en el bautismo; es la Vida Nueva que se nos da en la Palabra de Dios; es la Vida Nueva que se nos da en el Pan de la Eucaristía, entonces no dejemos de abrir, cada día, los regalos divinos que nos ha dado nuestro Padre Celestial y rindámonos como niños ante el hermoso misterio de la Vida que ilumina nuestra vida, así como la estrella el camino de los Magos.
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