domingo, 19 de mayo de 2024

Ven Espíritu Santo!

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

La Solemnidad de Pentecostés tiene muchas explicaciones y representa mucho en la vida de la Iglesia. Por un lado, es el día en que, se considera, como el nacimiento de la Iglesia, pues en ese día los apóstoles “encendidos por el fuego del Espíritu Santo”, abren las puertas del Cenáculo y comienza la predicación de la Buena Noticia y se bautizan unas 3000 personas, como cuentan los hechos de los apóstoles. Y, a partir de ese momento, la Palabra de Dios que nos fuera anunciada por los Profetas y, en el último tiempo, por el Unigénito de Dios, Jesucristo Nuestro Señor, comienza a inundar el mundo con su Luz.
Por otro lado, nos habla de la fuerza que tienen los Dones del Espíritu Santo, pues modifican o transforman los corazones que estén disponibles para el Señor. Los apóstoles que estaban reunidos por miedo a sufrir el mismo martirio que Jesús, son transformados y salen a anunciar, sin miedo, la Buena Noticia a las gentes. Una Buena Noticia que llega a nosotros y que, si nos dejamos transformar como ellos, podremos anunciar con la misma fuerza la alegría de la Salvación que nos trajo el Señor.
También, como el Señor resucitado le comunica a los apóstoles, el Espíritu Santo es el Don de la Misericordia Divina, pues por su Gracia somos perdonados de nuestros pecados, pues el Amor de Dios se hace persona en el Espíritu Santo y se nos da como prenda de reconciliación. Así, cada vez que nos acercamos a un sacerdote no lo hacemos al hombre, sino que lo hacemos al Señor que, por medio del hombre, nos regala la misericordia de Dios y se nos perdonan nuestros pecados.
Así, hoy, Fiesta de Pentecostés es un día para dar Gracias a Dios por haber fundado este Nuevo Pueblo, la Iglesia, un Pueblo que nace desde el Amor Divino por el hombre pecador, para que pueda encontrar y aceptar el Camino de la Vida, el Camino del Amor, que lo lleva a la salvación.
¡Ese es nuestro Camino! El Camino de la Vida, del Amor que Jesús recorrió primero y nos invita a hacerlo con Él para dar testimonio del Amor de Dios por el hombre. Y, conociendo nuestras debilidades, nos dejó su Espíritu para que, junto con el Pan Eucarístico, tengamos siempre fuerzas para amar como Él nos amó, para dar la vida como Él la dio.
¡Ven Espíritu Santo! Y renueva nuestros corazones con la fuerza del Amor.

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