"Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Él le contestó: «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero».
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos».
Si bien este evangelio lo podemos orientar hacia el Primado de Pedro, como cabeza del Colegio apostólico, también tiene, para mí, otra interpretación que, cada uno y según lo que el Espíritu le inspire, puede haber.
Por un lado Jesús no le pregunta Pedro si ha entendido o se acuerda de todo lo que fue enseñando durante tres años. Eso sería un buen examen para saber si puede ser o no un buen seguidor de Cristo, un buen cristiano. Le pregunta si lo ama, por lo tanto, creo que para poder ser un buen cristiano, un seguidor de Cristo, hace falta amar a Cristo, porque el Camino es el del Amor.
Es cierto que no le ha preguntado al comienzo de su ministerio si le amaba, sino que sólo le pidió seguirle y "dejando las redes lo siguió". Pero estuvieron 3 años escuchándolo, viviendo con Jesús, viendo sus milagros y todo lo que hacía. Todo ese tiempo fue madurando una relación de amistad, de fraternidad, ya que no se puede amar lo que no se conoce. Y ahora, antes de ascender a los Cielos, Jesús le pregunta si verdaderamente lo ama.
Y ¿por qué la pregunta sobre el amor? Porque el amor el que, verdaderamente, compromete a una persona con otra, hay una entrega real del yo al tú. Pero no es sólo un amor afectivo y sentimental, sino que es un amor activo y comprometido con una misión. La pregunta de Jesús no se refiere sólo a si lo ama a Él, sino que ese amor se tendrá que hacer responsable de todos los que Él ama, por eso: apacienta mis corderos.
Así, este diálogo de Jesús con Pedro no es sólo con Él, sino con todos los que queremos seguir a Cristo, con todos los que queremos ser cristianos: ¿amamos verdaderamente a Jesús? ¿estamos dispuestos a apacentar sus corderos y ovejas? Es decir, el amor a Cristo nos compromete con la misión de evangelizar, pero que no es una misión educadora sino de amor hacia los demás, pues "en la medida en que se amen unos a otros conocerán que sois mis discípulos", y en la medida en que amemos a los demás podremos hacer por ellos todo lo que Jesús nos mande: "Haced lo que Él os diga", nos dijo María, y Jesús nos lo repitió: "vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando".
Claro que no es una obediencia ciega, sino que es un obedecer por amor a Él y a los hermanos, una obediencia que nace del amor al Padre y el Hijo, sostenidos por la fuerza del Espíritu Santo.
viernes, 17 de mayo de 2024
Me amas?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.