Hoy no tendría que escribir nada más, pues el Señor se ha encargado de hacer una explicación de la parábola, pero creo que no voy a poder. A ver qué sale. Lo que en realidad he pensado es que volvamos a leer despacio la explicación de la parábola del sembrador:
«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: 1. si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Creo que sí, son muchas las veces que oímos sin entender, u oímos sin escuchar, no sólo porque no entendemos sino porque, a veces, no nos gusta escuchar lo que Dios nos está diciendo, y, por eso, nos hacemos los que no entendemos para no aceptar lo que se nos dice.
2. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
¿Cuantos hemos dejado de creer en Dios porque las situaciones de la vida no son como nosotros queremos? O, quizás, no hemos dejado de creer pero sí hemos levantado nuestra voz al Cielo: ¿por qué a mí Señor? Como si a mí no me pudiera pasar nada porque soy cristiano y creo en Dios. Es decir, no ha hechado raíces la Palabra y menos aquella en la cual Jesús me une a Cruz para "completar en mi carne lo que él comenzó", es decir, unir mi cruz a su Cruz para salvar al mundo.
3. Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril.
Bueno, estoy es lo de todos los días... casi no tenemos tiempo para ponernos en oración, y menos para ponernos a reflexionar la Palabra de Dios y dejar que sea Él quien ilumine mi día a día, quien me ayude a discernir lo que quiere para mí. Hay tantas cosas por hacer en el día que ponerme a rezar o relfexionar la Palabra es perder el tiempo, y no tengo tiempo para perder, y por eso, pierdo la Gracia de Dios para hacer lo que debo, porque me gusta más lo que quiero que lo que debo.
4. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Para escucharla y entenderla tengo que aceptar que no pierdo el tiempo cuando estoy en y con Dios, porque el hijo tiene que aprender a escuchar al Padre para saber por dónde ir y qué hacer, y, sobre todo para que el Padre le de todo lo necesario para poder vivir en Fidelidad a la Vida que le ha concedido vivir y que, si la vive en fidelidad, alcanzará la plenitud y la Bienaventuranza prometida.
Entonces ¿cuál de todas es mi actitud frente a la Palabra de Dios?
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