jueves, 9 de julio de 2020

Comulgar en la mano o en la boca... esa es la cuestión

"Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
«Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva".
Os parecerá raro que ponga esta cita evangélica pues no aparece en las lecturas del día de hoy, pero todo tiene una explicación.
Hace varios días, y especialmente ayer, leía varios artículos sobre la Sagrada Comunión: si recibir la comunión en la mano o en la boca. Para muchos sólo se puede recibir en la boca, y, pareciera que es una herejía recibirla en la mano. Otros dicen que es Palabra de Dios que hay que recibirla en la boca. Y así, unos y otros, como decía Jesús, "atan pesadas cargas en los hombros de la gente", porque van haciendo dudar a los fieles y haciéndoles pensar que están pecando gravemente cuando comulgan en la mano.
Y, en realidad, no es Palabra de Dios comulgar en la mano, en todo caso, como narra san Pablo, el Señor entregó el Pan y el Vino en la mano a los apóstoles en la Última Cena, y, si nos guiamos por la Palabra de Dios, lo lógico sería recibirla en la mano.
La liturgia de la Iglesia, que es palabra humana y no es Palabra de Dios, permite la dos opciones y no cuestiona si es pecado o no, una cosa o la otra. Pero, como siempre, en la vida social y en la eclesiástica hay gente que quiere saber más y se pone a dictar leyes que no están escritas ni siquiera en el Corazón del Señor, y van creando confusión y dolor de pecado en el corazón de los fieles.
¿Qué es lo importantes cuando vamos a Comulgar? Tener el corazón preparado para recibir al Señor, saber que Él quiere alimentarnos con Su Vida para que nosotros, débiles por el pecado, podamos crecer y santificarnos, y, así, poder llevar la Buena Noticia de la Salvación a todos los hombres.
Se que los que escribieron esos artículos no van a leer el mío, y se también, que muchos harán comentarios diferentes, pero no puedo, en conciencia dejar pasar y dejar que otros cuestionen la buena disposición del corazón de la gente, y les llenen el coraón de dudas. Esforcémonos por ayudar a la gente a vivir en santidad, y no atemos pesadas cargas a sus hombros, cargas que no ayudamos a llevar.

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