domingo, 17 de mayo de 2020

Dar razones de nuestra fe

"Queridos hermanos:
Glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con respeto, teniendo buena conciencia, para que, cuando os calumnien, queden en ridículo los que atentan contra vuestra buena conducta en Cristo".
Dar razones de nuestra esperanza... es lo que nos pide Dios por medio de San Pedro. Es lo que llamamos dar testimonio de lo que creemos, pero siempre, como dice Pedro, con delicadeza y con respeto. En estos tiempos que vivimos no siempre nos encontramos con quienes quieren debatir sobre nuestra fe, o, mejor dicho, quieren que reneguemos de nuestra fe, y para ello, siempre usan los mismos argumentos terrenales: que el oro del vaticano, que los pecados de los curras, que la vida de estos, que aquello, que lo otro... Generalmente, como se llama en idioma de internet son los trolls que lo que buscan es irritar y no confrontar, porque cuando quieren confrontrar comienzan a utilizar otro lenguaje que no se puede aceptar.
Por eso mismo san Pedro nos pide delicadeza y respeto, y, sobre todo teniendo buena conciencia, es decir sabiendo que lo que yo vivo es lo correcto (aunque siempre tengamos noción de nuestro pecado personal), y, sobre todo, entendiendo que quien no quiere entender nunca va a entender aunque baje Dios y se lo explique.
Por eso tenemos que tener siempre conciencia de en Quién hemos puesto nuestra confianza, y Quién es a quién le creemos y por Quién vivimos. Las razones de nuestra esperanza están puestas en Dios, en el Amor de Dios por mí, por los hombres, en la Palabra y en la Promesa de Dios, y no en la palabra y la promesa de los hombres.
Lamentablemente todos somos humanos, los que habitamos este mundo, y todos tenemos nuestro pecado personal, además del pecado original, por lo cual ninguno puede tirar la primera piedra por ser Inmaculado, sin ningún pecado. Pero sí saber que estamos en el Camino de perfección constante, de querer vivir en Cristo y vivir para Cristo, pues sabemos que es el Único Camino que nos lleva a la Vida Verdadera, en la Verdad y la Justicia.
Sabemos y estamos seguros que en el momento de nuestra defensa, no seremos nosotros quienes nos tengamos que defender sino que será el Espíritu que mora en nosotros quien nos dará las palabras necesarias y justas para alcanzar la razón y la confianza en el Señor:
"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros".
Quienes no lo han conocido no pueden dar razones de lo que quieren o esperan, pero nosotros que lo hemos recibido y que lo tenemos en nuestros corazones tenemos que aprender a escucharlo para que nos ayude, en cada momento, a saber hablar y dar razones del por qué creemos y por qué vivimos en Dios y para Dios.

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