Como el Evangelio de hoy es muy corto, lo copio íntegro. Pero no sólo porque es corto, sino que lo que dice Jesús, como siempre, nos tiene que dar a pensar y reflexiionar mucho en estos tiempos que corren.
"Jesús dijo a sus discípulos:
«Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes. Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.»
En estos tiempos hemos escuchado muchas voces de reclamos, de injusticias contra la Iglesia: de reclamos de los fieles a los obispos, de los sacerdotes al gobierno, de esto para aquí, de esto otro para allá, y, muchos hasta han llegado a hablar de la persecución a la Iglesia, y por ese motivo han hablado mucho contra muchas personas.
Y yo me pregunto ¿no esa una consecuencia de estar viviendo el mensaje evangélico? ¿Jesús no nos advirtió que sería así? ¿Por qué no podemos ser perseguidos por predicar la Palabra de Dios, si también Él fue perseguido por lo mismo?
"Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. Si usedes fueran del mundo, el mndo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia".
Es cierto que estas palabras no le dan a nadie el privilegio de perseguir y matar a los cristianos, pero también forma parte de nuestro ser cristianos. ¿Por qué?
"Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes... Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió".
Si muchos quieren "enterrar" a la Iglesia es porque les molesta la Luz que ilumina el error, la corrupción, el pecado, el mal que se está sembrando desde los estamentos de poder, y que, como es habitual, muchos nos hacemos ecos de la maldad del mundo, y aceptamos la vida del mundo y no la vida de Dios.
En estos momentos me acuerdo de algo de decía mi formador, el P. Efraín, que vivió una de las peores épocas de argentina (el gobierno militar y la persecución) "si nadie hablaba mal de mí, me cuestionaba, porque pensaba que no estaba predicando bien el evangelio. Pero cuando veía que muchos comenzaban a criticarme y a querer quitarme del medio, entonces sabía que el Evangelio había llegado y lo estaba predicando".
Y vuelvo a lo mismo: a nadie se le ha dado permiso para perseguir y matar a nadie, pero la persecución a formado parte de la vida de la Iglesia desde siempre. ¿Por qué nos aflige que el mundo no nos quiera?
Por eso, el Señor nos lo advirtió para que, cuando eso suceda, no nos asombremos y ni nos pongamos mal, sino todo lo contrario que ahondemos nuestras raíces en Su Palabra, para que fieles a Su Espíritu sepamos permanecer en Su Amor y en Su Palabra, para seguir iluminando con nuestra vida la oscuridad del mundo.
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