jueves, 26 de septiembre de 2024

Vanidad de vanidades

"¡Vanidad de vanidades! - dice Qohelet -.
¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad!
¿Qué saca el hombre de todos los afanes con que se afana bajo el sol?".
Desde la primera vez que escuché esta Palabra del Señor y, sobre todo, desde que me la explicaron no he podido dejar de pensar en ella y, por eso, tratar de alejarme de la vanidad del mundo, de mi propia vanidad.
Y ¿qué es la vanidad? Es lo superficial que se vuelve importante, es el yo que se vuelve centro del mundo, es la fama que me hace creer que soy algo que no soy, es lo que muestro ser y no soy, es lo que ocupa el lugar del Señor, es lo humano que se cree divino, es el hombre que se cree Dios.
Cuando, en nuestra vida cristiana, mis proyectos, mis planes, mi yo no deja lugar al Señor, ni a Su Voluntad, entonces paso a vivir de vanidades, de cosas que me hacen sentir bien pero que no me dan la plenitud que me puede dar el vivir en la Voluntad de Dios.
Creemos que todo puede suplantar a Dios, y nadie ni nada puede suplantar a Dios. O, mejor dicho, sí puedo suplantarlo pero todo lo que haga o piense hacer será vanidad pues estará vacío de la Gracia de Dios, sólo serán planes y proyectos humanos que no nos llevan a ninguna parte, y, sobre todo, no ayudan al Plan de Salvación de Dios.
Nos creemos, muchas veces, los salvadores del mundo, del hombre, y sin embargo no somos más que instrumentos del Salvador, pero cuando dejamos de lado Su Voluntad y nos ponemos nosotros mismos y nuestras obras en el lugar de Dios, es entonces cuando todo lo que hagamos o proyectemos no contará con la Gracia de Dios, y, por lo tanto no entrará en el Plan de Salvación.
¿Por qué hago lo que hago? ¿Busco la Voluntad de Dios en lo que estoy pensando? ¿No será que me busco a mí mismo en lo que hago? ¿No será que sólo quiero que vean qué grande y qué bueno que soy en lo que hago?
"El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería. ¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”? ¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? 1Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».
Si el instrumento deja de ser instrumento y se cree creador, es entonces cuando la vanidad ha invadido su corazón y ni siquiera hace lo que debería hacer, sino que sólo busca su fama y su gusto, y, así, no sirve para el Proyecto de Dios.
¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad!

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