"Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados".
"La vocación a la que habéis sido convocados" ¿sabes cuál es la vocación a la que has sido convocado? La Santidad: "sed perfectos porque vuestro Padre celestial es perfecto, sed santos porque vuestro Padre celestial es santo", "Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor".
La santidad es nuestra vocación, es nuestro llamado, es el Camino que el Padre quiere que recorramos, pues para eso nos ha dado el Espíritu Santo el día de nuestro bautismo, para santificarnos y para seamos en el mundo imagen de su Unigénito, Jesucristo nuestro Señor.
Que la santidad no es que no pequemos, que nunca caigamos, sino que, en este caminar en el mundo del que no somos parte, intentemos mantenernos en fidelidad al Espíritu, por eso nos dice san Pablo, dándonos algunas pautas de comportamiento:
"sed siempre humildes y amables,
sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor,
esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz".
No son pautas de comportamiento difíciles de vivir, siempre y cuando le demos lugar al Espíritu para que nos ayude, y, pidiendo fuerzas para poder restablecer la unidad, el amor, la comprensión entre los miembros del Cuerpo de Cristo. Porque sabemos, y lo experimentamos cada día, que el pecado original sigue en nosotros y la vivencia del amor fraterno es, muchas veces, nuestra mayor debilidad.
Por eso, nunca dejemos de tener en nuestra mente y nuestro corazón que hemos sido llamados a la santidad en el amor, la cual nos lleva a tener que estar siempre al servicio de nuestros hermanos, porque "en la medida en que lo hicisteis con uno de estos mis pequeños hijos conmigo lo hicisteis". No es fácil amar como ama Cristo, pero sí es fácil amar a Cristo que está en nuestros hermanos, y así, ir, poco a poco, alcanzar la santidad en el amor.
sábado, 21 de septiembre de 2024
Santos en el amor
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