"Así, pues, queridos míos, ya que estáis prevenidos, estad en guardia para que no os arrastre el error de esa gente sin principios ni decaiga vuestra firmeza. Por el contrario, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día eterno".
Fantástica advertencia de San Pedro. Hace dos mil años, San Pedro, escribía esta carta a los cristianos, pero pareciera que la ha escrito hace muy poco, aunque, para algunos sea demasiado tarde. ¿Por qué? Porque no son pocos los cristianos que se han dejado arrastrar por las ideologías del mundo, por el pecado del mundo y creyendo que "porque muchos lo hacen", entonces todo está bien.
Al dejarse tentar y arrastrar por las ideologías y vivencias del mundo se han olvidado de lo central del evangelio y de los consejos de Jesús en el mismo, sabiendo que ese es el único Camino de la Salvación. Así, muchas han convertido al cristianismo en un mercadillo de ideas y de idelogías para que cada uno pueda elegir a su manera y vivir el Camino de Cristo según su antojo.
"Estad prevenidos, estad en guardia para que no os arrastre el error de esa gente sin principios ni decaiga vuestra firmeza".
Y no hemos estado prevenidos, ni consagrados, ni sacerdotes, ni laicos, ni obispos, sino que nos ha invadido con mucha fuerza el espíritu del mundo y nos hemos quedado sin los principios esenciales del cristianismo, dejándonos convencer de que está bien lo que yo pienso y lo que yo tengo ganas de vivir, pues soy libre y todo lo puedo hacer. Por eso, hemos ido pervirtiendo el mensaje de Jesús de tal manera que ya no se conoce a Cristo, sino que se sigue a personas que hablan de Jesús, pero que no nos dan la Palabra de Dios como camino de Salvación.
"Les replicó: «Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios».
En lugar de dar a Dios lo que es de Dios, nos hemos dejado tentar y hemos puesto al mundo como Dios, y la fidelidad que le debemos a Dios se la debemos al mundo y al espíritu del Príncipe de este mundo, creyendo que todo está bien, dejando de lado los mandamientos de Dios y el Evangelio de Jesucristo.
"Queridos hermanos:
¡Esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán los elementos.
Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia.
Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables y considerad que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación".
martes, 4 de junio de 2024
De ayer para hoy
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