domingo, 2 de junio de 2024

Corpus Christi

"Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo». Después, tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos”.

La fiesta de Corpus Christi no es una fiesta cualquiera, ni tampoco una procesión como tantas otras. La Fiesta del Corpus no reúne en torno al Misterio de nuestra fe: la transubstanciación del pan en el Cuerpo y del vino en la Sangre de Jesús, el misterio de la Eucaristía. Para nosotros, lo sabemos todos por la fe, que es Jesús vivo verdadero en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, lo que adoramos y comulgamos. Es la Eucaristía la que hace presente el Cielo en la tierra y la que nos alimenta con un Dios que entregó su vida por amor a nosotros, para que nosotros tuviéramos Vida en Él.
A veces nos encontramos con cristianos que no valoran la Eucaristía como el alimento necesario para nuestra vida espiritual, sino que lo consideran algo más o, incluso, algo que no tiene tanto valor como las imágenes y devociones de santos. Es ahí donde vemos que no se nos ha educador o formado bien en nuestra vida cristiana, porque dejamos de lado el comulgar o saludar al Señor en el Sagrario o hacer la Visita al Santísimo cuando está expuesto.
Y así, si miramos con ojos de fe, vamos a descubrir que la procesión del Corpus Christi no es una procesión como tantas otras, sino que salimos juntos al Señor Vivo y Verdadero, así como salían los apóstoles por las calles de Jerusalén, o por los caminos por dónde recorrían Tierra Santa. Del mismo modo que ellos conversaban y convivían con Él, así también nosotros vamos junto a Él en la procesión. Es un acto de adoración y encuentro con nuestro Dios Vivo y Verdadero, no es una imagen como las de Semana Santa o de los Patronos del Pueblo que sólo representan lo que ellos eran, sino que es Jesús Eucarístico, Jesús Vivo Resucita entre nosotros.
En este Domingo de Corpus seremos nosotros, los católicos, quienes daremos testimonio de nuestra Fe, de nuestro saber estar con Jesús, de mostrar que, aunque nos consideren locos es una locura que nos da Vida y de la verdadera, pues es Su Vida la que recibimos cuando estamos con Él, cuando caminamos con Él, cuando nos alimentamos con Él, pues Jesús nos dijo: sin Mí no podéis hacer nada. Por eso, con confianza, con mucho amor y agradecimiento por la Vida que nos dio, no sólo lo acompañamos como lo hicieron los apóstoles, sino que al acompañarlo Él nos bendice, nos fortalece y, sobre todo, nos sigue amando y su Amor se traduce en Gracias, Gracias necesarias y suficientes para poder seguir recorriendo el Camino de la Vida que Él recorrió primero.

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