"Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin".
Hoy es el día en que me gusta pensar que Jesús nos tuvo más presentes a tí y a mí. ¿Por qué? Porque no sólo obedeció al Padre hasta la muerte y muerte en Cruz, sino que en todo momento, y más en la Última Cena, pensó en cada uno de nosotros, los que algún día íbamos a conocer su vida y querríamos seguir su Camino.
Por eso, porque pensó en tí y en mí, y miró nuestro corazón y vio que era tan débil como el de cualquier humano, entonces, se dijo: no podemos dejarlos solos, tengo que quedarme con ellos, y alimentarlos con lo mejor que tengo: mi propia vida. Y así fue como instituyó la Eucaristía: el Pan de la Vida, "el alimento que nos da la Vida", "el Pan bajado del Cielo".
Nos amó hasta el fin, seguramente en la Cruz es el mayor acto de amor por nosotros, el entregarnos a María como Madre, ha sido otro inmenso acto de Amor, pero, también, el quedarse en un pequeño trozo de pan y un poco de vino, para que nosotros siempre lo tuviéramos no sólo cerca nuestro, sino en nosotros, así como lo tuvo María en su vientre ¡eso si que es pensar en nuestra debilidad y en nuestra vida!
"Sin mí no podéis hacer nada", nos dijo un día. Y por eso mismo creo la Eucaristía, y, para que siempre tuviéramos la oportunidad de acercarnos a recibirla, creo el sacerdocio ministerial. Dejó en los apóstoles la capacidad de, con sus propias manos, instituir nuevos sacerdotes que pudieran llevar su Cuerpo a todos el mundo que quiera recibirlo.
Sí, hoy es una noche en donde tenemos que estar cerca de Jesús, porque amor con amor se paga, fidelidad por fidelidad, es nuestra deuda con el Señor. Aunque Él no quiere que le paguemos el Amor que nos tiene, sino que amemos con el mismo Amor con que Él nos amó. ¡Si, seguro que es imposible amar con ese Amor! Y, por eso, siempre me acuerdo de Edith Stein, cuando ella pensando, también, en ese Amor, se dio cuenta que es imposible amar como Dios, porque Él es Amor, su Amor es infinito, y nosotros no somos así, pero sí podemos amar a la medida de Jesús: "habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin", dándonos todo lo que tenía, no dejándose nada para sí mismo, sino que todo nos lo dio a nosotros.
Y, aquí podíamos decir con Santa Teresita de Lisieux: se presentó ante Dios con las manos vacías. Sí, se presentó ante el Padre con las manos vacías porque por Amor dejó todo para que nosotros podamos tener todo. Por eso, nosotros, tenemos que dejar todo en Sus Manos para poder tener todo lo que necesitamos para ser Fieles a la Vida que, en una noche como esta, Él quiso dejarnos como herencia.
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