domingo, 26 de abril de 2020

Liberados de la conducta inútil

"Queridos hermanos:
Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil.."
"Comprtaron con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación". ¿En serio hay que vivir con miedo? No, no hay que vivir con miedo, bueno no con el miedo de que en algún momento me vaya a pasar algo, sino con el "santo temor de Dios", que no es el miedo de que Él me castigue, como habitualmente creemos o nos hacen creer, sino con el temor de perder el Amor de Dios.
Cuando descubrimos que nuestra nueva vida como hijos de Dios proviene del Amor de Dios por nosotros, entonces, querremos vivir siempre en ese Amor, pues no hay Amor más grande que el Amor de Dios. Y, por eso, si somos conscientes de ese Amor, nuestra vida siempre estará edificada y fortalecida por actos que nos hagan vivir, cada día, más arraigados en Su Amor.
Por eso mismo, San Pedro, nos dice: "ppues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil...", y ¿cuál es esa conducta inútil? La conducta que nos va separando, poco a poco, del Amor de Dios. La conducta que vamos incorporando a nuestra vida, casi sin preguntarnos, pero que es una conducta que no sirve para hacer crecer ese Amor en nosotros. Es decir, todo aquello que no sea útil para ayudarnos a crecer en la santidad, es inútil, no sirve para nuestra vida.
Hoy por hoy, vamos incorporando, como decía, actitudes, valores, forma de hablar, etc., que no son propias de un hijo de Dios; sino que nos vamos amoldando a las conductas del mundo, a los valores del mundo, y, en lugar de crecer en santidad, nos vamos pareciendo, cada día más, al hombre terreno y mundano, sin identificarnos con las actitudes, valores, forma de hablar y de vivir de Cristo. Y, por eso, hay mucha conducta inútil, que no sirve para nuestra edificación, ni tan siquiera para la construcción del Reino de Dios en la tierra.
Porque no sólo nos vamos identificando con Cristo para ganar el Cielo, sino que, como cristianos, hemos sido enviados a cambiar el mundo, a construir el Reino de los Cielos en la Tierra, porque lo que continuamente rezamos: venga a nosotros Tu Reino, no es algo que vendrá como si Harry Potter sacudiera la varita mágica, sino que eso implica nuestro esfuerzo constante de vivir (como seguimos rezando) "haciendo Tú Voluntad en la tierra como en el Cielo".
Es en esa parte del Padre Nuestro donde tenemos que cotejar nuestra conducta: si no intentamos hacer la Voluntad de Dios aquí en la Tierra como en el Cielo, entonces nuestra conducta es inutil: no sirve ni para mi santidad, ni para la construcción del Reino de Dios en la tierra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.