martes, 7 de abril de 2020

Curiosidad y pecado

Ayer, lunes santo, el evangelio nos relataba la última cena que Jesús tuvo en casa de Lázaro, María y Marta. Y hoy es parte de la Última Cena con los apóstoles, en donde se dan muchas situaciones que nos pueden ayudar a nuestra vida cotidiana. Y no son las revelaciones de Jesús las que nos ayudarán, sino las actitudes de los apóstoles en ese momento.
Frente a la revelación de Jesús de que alguien lo iba a entregar, enseguida, por supuesto, comienzan las suposiciones de ¿quién será? Cada uno de ellos comienza a investigar en su corazón y en la vida de los demás.
Claro que es siempre lo que pasa, cuando surge alguna duda sobre algo, se comienza una investigación, porque la curiosidad es algo que tenemos que nos permite seguir investigando y buscando. Una búsqueda que puede ser buena y beneficiosa o una búsqueda que puede ser hacia el mal y pecadora.
«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía".
La curiosidad es lo que hace que Pedro instigue a Juan para que averigüe quién es. Pero ¿para qué quiero saber quién es? 
Primero, seguramente, para quitarse ya la espinilla de saber que él puede no ser quien lo vaya a entregar. Pero no estaba seguro si sería él. Pero tampoco le da el valor para hacer él mismo la pregunta, por eso le pide a aquél que tiene más confianza con el Señor que haga la pregunta.
Y, cuando me entero de lo que sucede, en este caso de quién será el que lo va a entregar ¿qué hago ahora que sé la respuesta?
Ni Pedro, ni Juan, que sabían la respuesta hicieron algo para que eso no sucediera. En primer lugar, porque todo tenía que ser así, según las Escrituras; pero, es cierto, que tampoco tenía intención de frenar a Judas para que no hiciera lo que tenía que hacer.
Y, así nos sucede también a nosotros ¿qué hacemos cuando nos enteramos de algo? ¿Si sabemos que alguien está actuando mal vamos y lo ayudamos a que actúe bien o lo dejaos seguir en su error? ¿Para qué quiero enterarme o hacer correr una noticia si no voy a hacer nada para ayudar o, al contrario, con contar las cosas ya estoy haciendo daño a la persona?
Cuando se une la curiosidad con el pecado es una mala unión, porque me lleva a, no sólo pecar de falta de misericordia o de verdad, sino que peco de omisión porque sabiendo y pudiendo hacer algo no hice nada a favor de mi hermano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.