En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud".
El orgullo y la vanidad, a veces, no nos dejan ver o discernir que lo que el otro está haciendo no lo hace para hacerme quedar mal a mí, sino que lo hace lo mejor que puede y, en algún momento, será algo mejor que lo mío. Pero como siempre estoy pendiente si me quieren quitar mi puesto o quieren hacerme quedar mal, entonces quiero que lo que hace el otro sea condenado.
Así le pasó a Jesús, creían que quería abolir la Ley y los Profetas porque, simplemente, quería hacer la Voluntad de Dios, venía a dar cumplimiento a lo que ya estaba escrito, pero no desde la única letra de la ley, sino desde el Espíritu que Dios había querido darle a la Ley y los Profetas.
Pero, claro, muchas veces es mejor "cumplir" con la ley que encontrar el sentido del espíritu de la Ley, porque una vez que he cumplido con la letra ya no me pueden exigir nada más ¡he cumplido! ¡listo!
Por eso, muchas veces, en el confesionario decimos: no he matado ni robado, no tengo pecado. Sin embargo me olvido de la Ley del Amor y no me examino en el amor al otro, si lo hiciera podría ver cuánto he pecado por obra y cuánto por omisión. Pero nos hemos acostumbrado a la letra de la ley y no al espíritu, y así vamos quedando, simples caretas de haber cumplido pero no hemos vivido.
Es por eso que San Pablo dice:
"...nuestra capacidad nos viene de Dios, el cual nos capacitó para ser ministros de una alianza nueva: no de la letra sino del Espíritu; pues la letra mata, mientras que el Espíritu da vida.
Pues si el ministerio de la muerte, grabado en letras sobre piedra, se realizó con tanta gloria que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés, por el resplandor de su cara, pese a ser un resplandor pasajero, ¡cuánto más glorioso no será el ministerio del Espíritu!".
La letra de la Ley mata, porque no da vida, sino que es el Espíritu lo que da vida, y vida en abundancia. Que es más fácil cumplir la letra ¡seguro! pero que sólo "cumpliendo" no tendrás más vida que nadie, sino que sólo te quedarás satisfecho por que has cumplido, pero no alcanzarás la Vida de los que han vivido la Voluntad del Padre.
Cuando sólo nos dedicamos a cumplir siempre nos creemos mejores que los demás, porque en el cumpli-miento tengo un 10, pero si me examino más detenidamente en el orden del Espíritu, y en el orden de la Ley del Amor... Será ahí cuando, a pesar de que no alcanzo la perfección, podre ser más misericordioso con mis juicios hacia los demás, y podré así seguir creciendo en el Amor que es lo que da Vida, pues el Amor viene del Espíritu que es el Amor entre el Padre y el Hijo.
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