En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena".
Si bien esto se lo dijo Jesús a sus discípulos hace mas de 2000 años, hoy nosotros tampoco podemos saber todo lo que respecta a los Misterios de la Fe, porque aún no tenemos la capacidad para poder adentrarnos en el Corazón del Padre y conocer todos sus secretos. Y no es por que no seamos tan inteligentes, sino porque sino supiéramos todo y tuviéramos certeza de todo ¿para qué el Don de la FE? El Espíritu Santo ilumina nuestro caminar hacia la verdad plena, pero esa verdad la conoceremos sólo cuando estemos cara a cara con el Padre, pues lo veremos tal cual es y ya no tendremos necesidad de esperar conocer nada porque estaremos con Él.
Mientras caminamos aquí, en este valle terrenal, sólo tenemos la Fe que nos alienta en cada momento para poder seguir caminando aunque no veamos, y seguir levantándonos aunque no tengamos fuerzas, porque será el Espíritu quien nos aliente, quien nos fortalezca, quien nos renueve la esperanza que no defrauda que es la Esperanza en Cristo, en mantenernos unidos a Él, así cómo Él está unido al Padre y al Espíritu, formando una Comunidad de Amor, así también nosotros con Ellos para poder vivir la misma comunión aquí en la tierra como en el Cielo.
Hay muchos tratados de teología que hablan de la Santísima Trinidad, pero cuando hemos conocido el Amor de Dios y descubrimos el Amor del Hijo por nosotros, por tí y por mí, no nos hace falta saber tanto, porque la Santisíma Trinidad nos habla al corazón y nos va mostrando su Amor, el Amor que se derramó en nuestros corazones el día de nuestro bautismo, por el Espíritu Santo que nos fue dado. Y sabemos, por la Fe, que donde está el Espíritu también vive el Padre y el Hijo, y así como somos un miembro del Cuerpo Místico de Cristo, también formamos parte de esa Hermosa y Misteriosa Comunidad que se llama "Santísima Trinidad".
Si miramos nuestra vida desde ese ángulo tan misterioso como magnífico y extraordinarios, vamos a darnos cuenta de lo maravilloso que es ser cristiano y de la gran responsabilidad que tenemos como hijos de Dios. Sí, porque somos parte de una intensa comunidad de Amor, y debemos mostrar al mundo esa brillante Unidad en el Amor, un Amor que sólo lo podremos mostrar cuando vivamos, en este mundo, amando como Jesús nos ha amado, amando como el Padre ama al Hijo, como los dos desprenden hacia nosotros el Amor Divino que es el Espíritu Santo.
Sí, nos parece imposible que haya tanto amor en nuestros corazones, pero para Dios nada es imposible, por eso nos hizo a su imagen y semejanza, y nos redimió y nos santificó para que fuésemos, aquí en la tierra, el reflejo de su divinidad, una divinidad que se muestra en el Amor Entregado.
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