"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa."
Siempre hemos querido poder pedir todo lo que quisiéramos y que todo se cumpla, pero sabemos que no todo lo que pedimos siempre se cumple, y, es más, es mucho mas lo que no se cumple que lo que se cumple. Entonces ¿por qué nos dice Jesús que pidamos al Padre en su nombre, y Él nos lo dará?
Pedir en nombre de Jesús es pedir como pediría Jesús, y ¿qué pediría Jesús? Y ahí está el nudo de nuestra cuestión, porque Jesús no pediría todo lo que se le ocurriera, ni todo aquello que no fuera Voluntad del Padre, sino que pediría la fortaleza para vivir la Voluntad del Padre.
En este momento me vienen a la cabeza dos situaciones en las que Jesús pidió algo al Padre, en voz alta: la primera fue cuando llegó a casa de Marta, María y Lázaro y Lázaro ya llevaba tres días muerto. En ese momento dijo Jesús: "Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado". Y la segunda vez, en el Huerto de los Olivos: "Padre, si es posible que pase de mí este Cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya".
No era necesaria la resurrección de Lázaro porque era su amigo, sino para que los que estuvieran ahí pudieran creer en Su Nombre, en que Él era el Enviado. Y en el Huerto, aunque pide, como nosotros muchas veces lo hacemos que nos separe de la cruz, pero igualment acepta la Voluntad de Dios.
Si tomamos en cuenta que el Señor nos ha elegido para que seamos sus testigos, para que seamos enviados creíbles, nuestra oración siempre tiene que estar unida a Su Oración: las búsqueda de la Voluntad del Padre para que nuestro testimonio sea veradero, y la fortaleza para poder llevar a cabo. Así, si leemos y rezamos con lentitud el Padre Nuestro, que Él mismo, nos enseñó, descubriremos cuáles son las cosas que tenemos que pedir en nuestra oración, y, en el Padre Nuestro están muy bien sintetizadas.
Cuando pedimos según nuestro criterio humano y no encontramos respuestas en la oración, entonces vamos, poco a poco, perdiendo la esperanza y nuestra relación con el Señor va en caída. Pero si descubrimos el verdadero sentido de la oración y aprendemos a pedir, como nos dice san Pablo: "pedis y nos recibis, porque no sabeis pedir. El Espíritu Santo es quien clama por nosotros". Dejemos al Espíritu que nos ayude a pedir lo que verdaderamente neceistamos para que así podamos, como dice Jesús, alcanzar la "completa alegría".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.