Dice san Pablo de sí mismo:
"Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado".
No tenemos que ser doctores o instruidos en Sagrada Escritura, Teología, Dogmática o cualquier otra ciencia religiosa para dar testimonio de nuestra fe. Dios no nos pide que seamos intelectuales y sabios desde los libros, sino que nos pide que estemos disponibles para poder llevar la Buena Noticia de la Salvación a todos los hombres. Y, para ello, necesitamos, más que nada pasar tiempo junto a Él, es decir, meditar su Palabra, dialogar con el Señor, invocar al Espíritu Santo y alimentarnos con Su Vida.
Porque la sabiduría de los hombres va cambiando, porque el hombre va cambiando, pero Dios es inmutable y lo mismo Su Palabra, y, aquello que nos fue revelado por los Profetas y, sobre todo, por su Unigénito, permanece para siempre y no se modificará, pues ya todo nos fue revelado por Jesús: "ya no los llamo siervos sino amigos, pues os he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre".
"También yo (sigue diciendo Pablo) me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios".
Es el poder del Espíritu quien nos guía, quien nos instruye y, sobre todo, quien nos anima, primero, a vivir en Dios, por Dios y con Dios, para que, luego, Él ponga en mis labios sus palabras para que pueda decirlas a aquellos que quieran escucharla, pues sino no vivo en Dios y dejo que su Palabra llene mi corazón, entonces, no podré anunciarlo, pues "de la abundancia del corazón hablan los labios".
Así, junto al Padre y al Hijo, unidos por el Espíritu Santo, podremos alcanzar una sabiduría que no es de este mundo, porque el Reino de Dios estará en mí, y la luz del Reino iluminará mi vida y la de aquellos que estén junto a mí.
"Sabiduría, sí, hablamos entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria".
viernes, 26 de abril de 2024
Sabiduría de Dios
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.