"En aquellos días, dijo Esteban al pueblo y a los ancianos y escribas:
«¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! vosotros siempre resistís al Espíritu..."
Así es, somos una generación que, más o menos casi todos, resistimos al Espíritu Santo. Quizás no lo hagamos conscientemente, pero sí hay una resistencia a sus inspiraciones porque lo que más nos importa no son las cosas del Espíritu sino las cosas del mundo. Es que hay tanto en el mundo que es tan atractivo y tan consumible que nos parece que si no consumimos todo lo que nos ofrece no encontraremos la felicidad, y así vamos: alimentándonos del espíritu del mundo hasta que nos damos cuenta que, por dentro, no tenemos nada a lo que aferrarnos y descubrimos que todo lo que tenemos no nos satisface y no nos da respuesta a lo que estamos viviendo, porque, en definitiva, no hemos vivido sino que nos hemos dejado conducir hacia el vacío de la vida.
Si miramos a nuestro alrededor vamos a descubrir muchas vidas vacías, muchas vidas que no tienen más sentido que el trabajar para tener, el estudiar para tener más puntajes, el buscar una posición social y una estabilidad social que demuestre que han llegado a donde querían, y luchan por ese lugar. Hay una lucha intensa en las personas por alcanzar un lugar que sólo les dará una posición, pero que, en definitiva los dejará vacíos porque al mirar hacia adentro no encontrarán mucho a lo que aferrarse en los momentos de tempestad espiritual.
El Espíritu es Quien mejor conoce nuestro ser, nuestras capacidades y, sobre todo, cuál es la misión que debo realizar en este mundo. Son los bienes espirituales los que dan brillo a mi vida y, en todo caso, los que me sostendrán cuando afuera de mí no haya nada o se presenten los días de incertidumbre o soledad.
Pero, fundamentalmente, vemos que muchos son los que ponen un escudo al Espíritu Santo porque saben qué es lo que Dios quiere de ellos, y lo que Dios quiere para ellos, pero siguen poniendo excusas que los llevan a ir en contra de las inspiraciones y de los signos que el Señor les va dando, creyendo que pueden escapar de lo que sienten. Y, aunque corran muy deprisa en la vida, y se llenen de actividades buenas siempre tendrán esa duda de qué hubiera pasado si se dejasen caer en las manos del Padre y que sea Él quien los guíe por el mejor camino de la santidad. Luchar contra el Espíritu es muy duro, y no todos resisten, por eso, para ellos, el mejor camino es negar su existencia para no tener que aceptar Su Voluntad.
martes, 16 de abril de 2024
Luchar contra el Espíritu
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