lunes, 8 de abril de 2024

Hizo maravillas

A mucho les parecerá raro celebrar hoy, 8 de abril, el día de la Anunciación o de la Encarnación, como se lo llamaba antes. Pero sí, por esas cosas que tiene la liturgia católica, prevalece el lunes santo (25 de marzo) y el lunes de pascua (1 de abril) sobre otras solemnidades, por eso celebramos hoy, 8 de abril, el día de la Anunciación del Ángel a María y la Encarnación del Hijo de Dios.
Pero viene bien, así vamos comprendiendo un poco las cosillas de la liturgia católica, y nos vamos desinstalando del "como siempre es así" o del "toda la vida fue así". Pues hoy tenemos la posibilidad de saludar a todas las Encarna y Anunciación en el día de su santo, sí, otra vez.
Pero en realidad, meditar, después de la Pascua de Resurrección en lo que significa esta fiesta creo que es muy bueno, pues si no hubiese sido por la disponibilidad absoluta de María a la Voluntad de Dios no hubiéramos tenido una Pascua de Resurrección, porque Dios ha querido, en su infinito amor, que Su Unigénito naciera y se hiciera hombre para salvar a los hombres. Y para ello necesitaba el seno de una Virgen para poder nacer, y, así, en el tiempo y desde toda la eternidad, fue preparando a María para que Ella sea la Madre del Salvador.
¿Porqué desde toda la eternidad la preparó? Sí, se me ocurrió por pensar en aquella afirmación del Apóstol: "Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo | para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor". Si Pablo lo dice de todos nosotros ¡cuánto más de la Madre del Salvador!
Claro es que aunque nos haya elegido desde toda la eternidad no significa que nos haya quitado la libertad ni la capacidad de elegir. María supo elegir, una hermosa parte, y no le fue quitada, sino que le fue concedida toda la Gracia necesaria y suficiente para alcanzar la plenitud de su ser: "Dios te salve María, llena de Gracia", fue el saludo del Ángel a María. Pero, también, es el saludo que nos podría hacer a cada uno de nosotros, pues en el bautismo hemos sido llenos de Gracia, pues el Espíritu Santo comenzó a inhabitar en nosotros, y así estamos llenos del Espíritu de Dios.
Ahora claro, algunos saben "usar" mejor la Gracia que otros. María abrió su corazón al infinito para ser colmada por la Voluntad de Dios, y así Dios pudo hacer maravillas con Ella pues se dejó no sólo modelar por el Espíritu, sino ser obediente a la Voluntad del Padre. Así, nos enseña a nosotros que si, como Ella, nos dejamos conducir por el Espíritu y la Voluntad del Padre, también Dios podrá hacer con nosotros grandes cosas.

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