"Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron".
Una vez alguien me dijo: ¡qué bien viven los curas! a lo que le contesté: por eso es por lo que hay tantos que quieran serlo… Ya después de eso nunca más me lo dijo. Y en realidad este llamado de Jesús a los apóstoles no es sólo para los curas, también, pero no sólo, pues Él nos llama a todos a ser apóstoles. Y, tampoco hay muchas personas, o mejor dicho, muchos cristianos que quieran ser apóstoles de Jesús.
¿Por qué hay pocos que quieran ser apóstoles? Porque para ser apóstoles, es decir, seguir a Jesús y vivir como Él, y anunciar el evangelio, hay que dejar ser dependientes del estilo de vida del mundo y aceptar con toda la mente y el corazón el evangelio que nos pide vivir Jesús.
Y ahí está el corazón de la cuestión: aceptar el desafío de vivir como cristianos en el mundo de hoy es sólo para valientes, para aquellos que no tienen miedo de ir contra la corriente. Ya nos lo decía San Juan Pablo II, en la JMJ del 2000: «También hoy creer en Jesús conlleva una opción por Él y, no pocas veces, es como un nuevo martirio: el martirio de quien, hoy como ayer, es llamado a ir contra corriente para seguir al divino Maestro».
¿Estamos preparados los jóvenes y los adultos de hoy para ir contra la corriente del mundo?
En realidad, no sé si estamos preparados. Pero ¿podremos decidirnos a ir contra la corriente del mundo? Porque por ahí van los tiros. No tenemos que estar preparados, sino que tenemos que estar dispuestos a seguir a Jesús con todo lo que ello conlleva de renuncias, de entregas, pero también de alegría y gozo de vivir con Él, por Él y para Él. Es el Camino que Él recorrió, pero que, también, muchos adolescentes, jóvenes y adultos vivieron y nos dieron testimonio de que se puede vivir: los santos de ayer y de hoy.
En el santoral encontramos muchos santos, de todas las edades, que nos demuestran que es posible vivir el Evangelio con todas sus consecuencias, pero que no debemos pensar el Evangelio como las prohibiciones de la Iglesia, sino como el Camino de Vida que nos propone Jesús. Una Vida que es alegría, gozo y paz en el Señor; que es Luz, que es Amor, que es Fraternidad, que es Esperanza, que es todo lo que en realidad quiere y necesita el corazón del hombre de hoy, y que busca desesperadamente y no lo encuentra en lo que el mundo le ofrece.
domingo, 22 de enero de 2023
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