jueves, 5 de enero de 2023

Evangelizar

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?».
Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo: «Venid y lo veréis».
Siempre me gustó poner este diálogo en otro contexto y con otras personas, es decir, en nuestro contexto y con nosotros mismos. Me aclaro: cualquiera de nosotros que tengamos la oportunidad de hablar con alguien que no cree o que está buscando a Dios, y le podamos decir: ¡ese es un cristiano! y la persona vaya a ese cristiano y le diga: ¡quiero ver cómo es ser cristiano! y le podamos responder: ¡ven y verás!
Porque nuestra vida tiene que ser un libro abierto sobre cómo vive un cristiano, sobre cómo ser cristiano. No necesitaríamos palabras u otros libros, sino, como decía San Francisco de Asís:
"Ten cuidado con tú vida, quizas sea el único evangelio que muchas personas vayan a leer!"
Sí, eso es lo que deberíamos intentar ser cada día: un evangelio caminando. ¿Muy difícil, verdad? Pero no imposible, pues para Dios nada hay imposible. Y ¿entonces qué? Entonces o creemos que podemos hacerlo con la Gracia de Dios o dejamos ya de intenar parecer cristianos.
Sí, en realidad muchos sólo parecemos cristianos pero no lo somos, pues no vivimos como Cristo, no buscamos la Voluntad de Dios e intentamos vivirla aquí en la tierra como en el cielo. Si examinamos nuestra vida diaria ¿podemos decir que somos cristianos? ¿Qué es lo que nos sobra y qué es lo que nos falta?
¿Podemos decirle a alguien ven a mi casa y verás cómo vive un cristiano?
Si no podemos decirle eso a alguien es porque aún no somos lo que debemos ser, y si no somos lo que debemos ser es porque solamente nos estamos poniendo una máscara de cristianos que nos quitamos una vez que salimos de la iglesia, y nos volvemos a mostrar tal cual somos: mundanos.
"Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».
Así se hizo la primera evangelización: vieron y salieron a contar y llevaron a ver, y así una y otra vez. Y así nos toca, también, a nosotros: llevar a la gente a Dios, no a nosotros, no tienen que hacerse admiradores de nuestra vida, sino que nuestra vida tiene que llevarlos a Cristo porque Él es la Vida Verdadera, Él es quien nos da Vida, y es Él quien salva al hombre de todas sus ataduras.
No nos confundamos, porque, hay muchos que se creen los únicos salvadores del mundo, y, en realidad, hay uno Sólo Jesucristo Nuestro Señor.

 

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