sábado, 7 de enero de 2023

Examinar el espíritu

"Queridos: no os fieis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo".
San Juan nos pone sobre aviso de lo que nos puede pasar, y, en realidad, nos está pasando: no examinamos bien a qué espíritu hacemos caso o qué espíritu dejamos entrar en nuestras vidas. Y, por supuesto, al no examinar bien nuestras vidas dejamos entrar al primero que aparece y que nos "gusta" que es el espíritu del mundo.
Y no pensemos que el espiritu del mundo que dejamos entrar en nuestras vidas es un espíritu infernal y que nos hace hacer grandes pecados, ¡no! sino que simplemente no hacemos lo que en realidad debemos hacer. Nos dejamos llevar por "cuentos", por "el qué dirán", o por "lo que me han dicho", y vamos sembrando cizaña, desconfianza, mala fama y tantas otras cosas que crean desaveniencias, divisiones, confusiones en nuestras familias, en nuestras comunidades, en el trabajo, en el vecindario...
Sí, esas palabras que salen de nuestras bocas y que hablan mal de otros, que desacreditan lo que otros hacen, que siembran maldad en la vida de los demás, todo eso es el espíritu del mundo. ¿Por qué? Porque en el mundo hay envidias, celos, egoísmos, vanidades, soberbia y nada de eso es de Dios, y todo eso siembra el mal en nuestras vidas.
Os dais cuenta que no son grandes nuestros pecados pero que sí hacen grandes daños a nuestras comunidades?
Por eso, constantemente, Jesús nos viene diciendo:
- «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Sí, nuestra conversión ha de ser constante, porque constantemente caemos en el mismo pecado, una y otra vez, y no nos damos cuenta que así, aunque nos confesemos seguimos dejándonos llevar por el espíritu del mundo, sin oponer resistencia a lo que ese espíritu nos hace vivir, y que, sin examinarnos bien, vamos haciéndonos, cada día, más mundanos y menos de Dios.

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