sábado, 1 de agosto de 2020

Solo la Verdad os hará libres

"En aquellos días, los sacerdotes y los profetas dijeron a los magistrados y a la gente:
«Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como lo habéis podido oír vosotros mismos».
Jeremías respondió a los magistrados y a todos los presentes:
«El Señor me ha enviado a profetizar contra este templo y esta ciudad todo lo que acabáis de oír.
Ahora bien, si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones y escucháis la voz del Señor vuestro Dios, el Señor se arrepentirá de la amenaza que ha pronunciado contra vosotros..."
"Sólo la verdad os hará libres", nos dijo el Señor. Y así lo vivió el profeta Jeremías cuando querían, los sacerdotes y los profetas darle muerte por profetizar contra el Templo. Sin embargo la verdad de las palabras de Jeremías convencieron a los magistrados y logró la conversión del pueblo.
No siempre estamos dispuestos a buscar la Verdad, muchas veces nos movemos con medias verdades que no son la Verdad, y por eso, no siempre podemos dar el testimonio claro y concreto que el Señor nos pide dar, porque, nosotros como Jeremías, también hemos sido ungidos como profetas el día de nuestro bautismo.
Sí, una realidad que no siempre tenemos en cuenta en nuestras vidas de cristianos: somos profetas porque fuimos ungidos como tal en nuestro bautismo. Y como profetas debemos llevar la Palabra de Dios al mundo, para que el mundo se salve por medio de la Palabra. Pero si el Profeta no escucha la Palabra de Dios sino que se deja cautivar por el palabra del mundo, entonces su anuncio no vale, porque esa palabra no salva, sino que confunde y conduce al pecado y a la muerte.
No siempre será fácil predicar y anunciar la Verdad, pero siempre será el mejor camino que nos conduza a la libertad, y por ella a la Vida, pues será el Señor quien nos de la Gracia para decir lo que corresponde en el momento adecuado. Porque cuando el profeta anuncia sólo palabra del mundo y vive como el mundo quiere, produce el escándalo que san Pablo nos anunciaba: "cuidado con escadalizar a judíos, a griegos o a la misma iglesia de Dios", porque el profeta debe llevar a la gente hacia Dios y, en cambio, si no escucha a Dios, si no le obedece, sólo lo lleva por el mismo camino que él está recorriendo y no es camino de salvación.
Vivimos tiempos donde todos queremos tener la razón y donde, pareciera que todos sabemos de todos y podemos hablar de todo, por eso mismo, tenemos que tener el oído más cercano a la Voz de Dios para saber no sólo hablar de Dios, sino aprender a escuchar qué cosas son de Dios y qué cosas no son de Dios, pues no sólo es hablar, sino también vivir como verdadero Profeta del Señor.

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