"Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre".
¿Por qué tonterías decapitamos nuestros ideales o formas de vida? Muchas veces, en nuestra vida, seguramente, hemos tenido grandes ideales, grandes sueños, pero ha llegado un momento o una situación, y hemos dejado de lado nuestros más hermosos ideales, nuestros sueños y proyectos. Y ni qué hablar cuando nos hemos cruzado en el camino con los Sueños de Dios para nuestras vidas, pero... llegó algo que, aunque, anhelaba cumplir la Voluntad de Dios, por otra situación o persona, dejé de lado la Voluntad de Dios y me fuí detrás de otros ideales.
El orgullo no nos deja asumir, en algunos momentos, que nos hemos equivocado, o, incluso no nos deja decir ¡no! eso no lo quiero para mí, o en eso no me hago cómplice, o no quiere seguir con este tema.
El falso orgullo es el que me hace, muchas veces, "engancharme" en el pecado de los demás, dejando de la lado la verdad, la justicia, la fidelidad, la Voluntad de Dios. Tenemos miedo "al qué dirán" y por eso no nos comprometemos con la verdad. Sin embargo el Señor nos dice:
«Cíñete los lomos: prepárate para decirles todo lo que yo te mande.
No les tengas miedo, o seré yo quien te intimide.
Lucharan contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-».
Sí, se lo decía a Jeremías, el profeta, pero también te lo dice a tí y a mí que fuimos consagrados como profetas el día de nuestro bautismo, y debemos, como Jeremías, ser Fiel a la Voluntad de Dios, no dejemos que cualquier tontería, o incluso, nuestro orgullo herido o nuestro falso orgullo, no haga hacer cosas de las cuales nos arrepentiremos, pero que, quizás, luego, no tengan remedio o solución. Pero, si seguimos en fidelidad a la Voluntad de Dios, podremos contar con su Gracia, con su Fortaleza, con su Espíritu para que nos ayude a mantenernos en pie ante las situaciones más difíciles.
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