martes, 11 de agosto de 2020

Ser niños? Creo que no es para mí...

«¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?».
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
«En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí".
Creo que es lo más difícil, después del "amaos unos a otros como yo os he amado", que el Señor nos puede pedir. Sí, el "hacernos como niños", la infancia espiritual es el mayor reto que tiene el hombre moderno, el hombre de este siglo XXI, o, mejor dicho, el cristiano del siglo XXI.
Claro que estoy hablando de infancia espiritual y no de infancia intelectual, porque no es que el Señor nos pida no crecer intelectualmente, sino que, a la vez que maduramos como personas, tenemos que madurar en la infancia espirtual, es decir, no creernos que, como adultos, ya podemos dejar de depender de nuestro Padre Celestial, así como dejamos de depender de nuestros padres terrenales.
A veces parece que, como hemos crecido intelectual y físicamente, entonces ya no tenemos más nada que preguntarle al Señor de la Historia, a nuestro Padre Celestial. Y, otras tantas, es como que ya nos hemos independizado y solo lo necesitamos para que nos de lo que necesitamos cuando lo necesitemos, o que nos cuide los niños cuando nos queremos ir de fiesta. Es decir, lo usamos anuestro antojo y arbitrio para que nosotros podamos seguir teniendo la libertad ansiada que ya, por supuesto, sabemos utilizar porque somos mayores.
"Quien quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue su cruz de cada día y sígame"
"Niéguese a sí mismo". Negar que somos adultos, que tenemos tal título, que ya llevamos muchos años de cristianos, que ya conocemos las Escrituras, que ya tenemos mucho conocimiento de muchas cosas... pero nos olvidamos que también tenemos el pecado original, que somos egoístas, que tenemos apetito de poder, que somos vanidosos, que somos soberbios, que... seguimos a pesar de nuestra edad siendo hijos del Padre.
Es esa realidad la que Jesús quiere destacar y quiere hacernos entender que no debemos perder: ser hijos. Y por eso mismo, el escritor de la carta a los Hebreos, nos lo recuerda: "siendo Hijo, aprendió por medio del sufrimiento a obedecer". Es la obediencia del hijo lo que nos falta aprender y entender, y es lo que, como adultos, no queremos vivir pues no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer o cómo hacerlo, por eso, eso de que tengo que ser Fiel a la Palabra de Dios, y eso de que "se haga tu Voluntad en la tierra como en el cielo"... suena, a veces, en nuestras vidas, como la mayor hipocresía pues es lo que no queremos vivir.

 

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